El Día Mundial de Oración de Wycliffe es una celebración global en la que expresamos…
Acción de gracias, al recordar quién es Dios y cómo Él ha realizado lo que parecía imposible… vez tras vez.
Gozo, al reconocer cómo Dios sigue abriendo puertas y corazones para cumplir Su misión.
Dependencia, al reconocer que todo lo que tenemos y lo que somos es por causa de Dios.
Dios es soberano y todopoderoso; sin embargo nos ha invitado a participar con Él en Su misión. La oración es una faceta esencial de esa participación, y nos mantiene arraigados en nuestra relación con Dios.Existe una larga tradición de orar juntos en favor de la traducción de la Biblia por parte del personal de Wycliffe y de los colegas de las organizaciones participantes y las iglesias. . Cada día en todo el mundo las personas oran por los movimientos de traducción de la Biblia, por el impacto que tiene la Palabra de Dios en las personas y en las comunidades, y por las comunidades lingüísticas que aún no cuentan con Su Palabra. Pero un día al año, el 11 de noviembre, hacemos un esfuerzo especial para orar juntos, uniendo nuestros corazones y pensamientos a lo largo de nuestros diversos contextos y lugares.
¿Por qué el día 11 de noviembre?
El 11 de noviembre de 1933 los fundadores de Wycliffe, Cameron Townsend y L.L. Legters, cruzaron la frontera desde EE.UU. para entrar a México porque Dios había respondido la oración. Fue un paso muy importante para el avance de la traducción de la Biblia; además marcó el comienzo de lo que con el tiempo se convirtió en Wycliffe y su organización aliada más cercana, SIL.
El camino recorrido:
- Mientras Townsend vivía con los cachiqueles de Guatemala y aprendía de ellos, su visión por la traducción de la Biblia seguía creciendo. La traducción del Nuevo Testamento cachiquel culminó en 1931.
- Mientras trabajaba en el plan de alfabetización cachiquel, Townsend conoció al Dr. Moisés Sáenz, un destacado educador mejicano a quien Townsend le compartió su filosofía educativa y su visión de comunidades lingüísticas transformadas por Dios a través de Su Palabra en su idioma. También le expresó su deseo de ver a las personas aprender a leer en su lengua, enseñándose unos a otros y valorando su lengua y su herencia, con la confianza de “valerse por sí mismos “. Sáenz quedó impresionado por la visión de Townsend y escribió una carta en la que lo invitaba a empezar a trabajar en México.
- En 1933, mientras se recuperaba de tuberculosis, Townsend recibió la visita de su entusiasta colega L.L. Legters, quien recientemente había viajado a México y quien señaló: “Hay por lo menos cincuenta tribus indígenas sin Biblia, y algunas son muy numerosas.”
- En agosto de 1933 los participantes de la Conferencia Bíblica Keswick en Nueva Yérsey oraron por los indígenas de México, ya que a los nuevos misioneros extranjeros no se les permitía la entrada al país, y los que ya trabajan allí eran severamente restringidos. Después de orar, el grupo pensó que Legters y Townsend debían viajar a México y obtener un permiso para trabajar en la traducción de la Biblia entre los indígenas.
- Así fue que Townsend y Legters viajaron a México. En la frontera, los guardias les negaron la entrada. Townsend y Legters oraron juntos. Entonces Townsend se acordó de la carta de Sáenz y se la dio a los guardias. Reconociendo que el autor de la carta era un reconocido y respetado educador mexicano, llamaron a la Ciudad de México para recibir instrucciones.
- Legters y Townsend oraron, cantaron y oraron nuevamente a la espera de una respuesta la que finalmente llegó: Sí, podían ingresar a México*.
El día 11 de noviembre —Día Mundial de Oración de Wycliffe— es un buen día para recordar cómo Dios ha confirmado las oraciones de su pueblo y un buen día para exaltar juntos al Señor, mientras continuamos en oración.
*La labor de traducción continúa en muchas de las comunidades lingüísticas de México hoy en día. Gran parte del trabajo está bajo la dirección de UNTI, una organización de Wycliffe, conformada por hablantes nativos de lenguas indígenas.
Día Mundial de Oración de Wycliffe 2014
Vengan en alabanza.
No nos precipitemos a orar con la mente llena de pedidos, sino entremos lentamente a orar, con un corazón que busque relacionarse. No vengamos a orar con una lista, sino vengamos con alabanzas. Alabemos a Dios por lo que Él es, así como por lo que ha hecho y lo que hará.
Vengan dispuestos a escuchar.
¿Qué es lo más necesario? Antes de hacer conocidos nuestros pedidos a Dios, escuchemos. Busquemos que conocerlo mejor. ¿Cuál es la voluntad de Dios? Solo sabremos su voluntad si lo escuchamos a Él, si le prestamos atención. El ministerio de Wycliffe Bible Translators se fundamentó en la oración, y siempre debe basarse en la oración.
Vengan con ansias de obedecer.
Hay un gozo y una satisfacción muy grandes en la obediencia. El saber que estamos en Su voluntad, que estamos participando en Su misión, nos recuerda que nuestra confianza y nuestra seguridad están en Él, y no en nosotros mismos o en nuestros planes. ¡Podemos obedecer con gozo, sabiendo que Dios está al control!
Únanse.
Imaginemos el gozo de Dios al escuchar nuestras alabanzas
… en tantos idiomas diferentes, pero de manera unánime…
… provenientes de muchos lugares, pero con un solo corazón…
… en muchos contextos diferentes, pero con un único propósito…
Oren para que Dios sea glorificado. Esta es la manera en que participamos de Su misión.
Mientras nos preparamos para el Día Mundial de Oración de este año, pueden resultarle a usted beneficiosos estos recursos que le proponemos. Puede planificar tener un devocional en su reunión grupal. Se trata solo de una “iniciador de ideas “. Que estas reflexiones le resulten a usted útiles al desarrollar el tema: “El carácter urgente de la obediencia”, acorde a su contexto.
El carácter urgente de la obediencia
Juan 14:15-23
Descubrí que hacer la voluntad de Dios no me deja tiempo para disputar acerca de sus planes.
George MacDonald
Ten cuidado con razonar la Palabra de Dios; obedécela.
Oswald Chambers
Si me aman, obedecerán mis mandamientos.
El Señor Jesucristo
En nuestra relación con Dios, amarlo y obedecerlo es prácticamente lo mismo. Dios no es un déspota celestial que exige obediencia a sus súbditos humanos. Por el contrario, Él es el Creador infinito y todopoderoso que persigue una relación de amor con nosotros. La intimidad con Dios, sin embargo, no excluye Su deseo de que seamos conformados a Su voluntad. Él se deleita también en nuestra obediencia.
Motivaciones para la obediencia
El miedo al castigo a veces nos motiva a obedecer. Por ejemplo:
- Un muchachito se ve obligado a decir “lo siento” por su mal comportamiento; de lo contrario su querido iPad le será quitado.
- Los hijos que acceden al deseo de sus padres sobre la elección de su cónyuge por miedo a ser desheredados o excluidos de la herencia familiar.
- Familias que obedecen las órdenes del sacerdote tribal para evitar la ira de los espíritus.
- Los conductores reducen la velocidad y se mantienen dentro de los límites cuando ven un automóvil de la policía delante de ellos.
Nuestro Dios bueno y santo espera que le obedezcamos, pero no quiere que lo hagamos por miedo a Él o por miedo de lo que Él pueda hacernos. Él quiere que nuestra obediencia sea motivada por el amor. El Señor Jesucristo enseñó esto claramente en Juan 14:
- Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos (v. 15).
- ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. (v. 21a).
- El que me ama, obedecerá mi palabra (v. 23a).
Por supuesto que nuestro máximo ejemplo de obediencia es el mismo Jesús, quien “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2). Además del amor por el Padre, la obediencia de Jesús fue motivada por el gozo esperado de que Su obediencia le trajera a Él mismo, al Padre, y también a nosotros.
Las bendiciones de la obediencia
Lucas escribió acerca de una mujer quien obviamente impresionada por las enseñanzas de Jesús exclamó: “¡Bendita la madre que te dio a luz y te amamantó!” La respuesta de Jesús fue aleccionadora: “Dichosos más bien quienes oyen la palabra de Dios y la obedecen”.(Lucas 11:27-28). Así como esta mujer, nosotros tendemos a exaltar a las personas por sus grandes logros. Por el contrario, Jesús exalta a los obedientes. Él los llama “dichosos”.
Algunas de las bendiciones que resultan de la obediencia amorosa a Dios:
1. Intimidad con Dios
- “Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.” (Juan 14:21b).
- “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.” (Juan 15:14)
2. Demostración del poder de Dios
- “Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él”(Juan 14:23).
- Cuando somos obedientes a Dios, él se siente “como en casa” en nuestras vidas. Y cuando se siente como en casa, se complace en obrar su perfecta voluntad, en nosotros y a través de nosotros. La demostración del enorme poder de Dios se despliega ante nosotros.
3. Oraciones respondidas
- “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá” (Juan 15:7).
Un sentido de urgencia
Unos días antes de morir en la cruz, Jesús oró al Padre: “Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste” (Juan 17:4). Jesús sabía que su tiempo en la tierra era limitado. Solo contaba con tres años para llevar a cabo su ministerio público. En este breve período Él pudo completar la tarea que recibió del Padre.
Aquí vemos más ejemplos de aquellos que mostraron urgencia por obedecer los mandamientos de Dios. Figuran por ser obedientes a Dios de manera consistente y sin demora. Como resultado, Dios pudo llevar a cabo Su plan a través de ellos.
- Abraham – Génesis 12:1-5; 22:1-3
- José – Mateo 1:18-24; 2:13-14, 19-21
- La iglesia de Antioquía – Hechos 13:1-3
Nuestra obediencia a menudo adopta la forma de hacer. Tenemos proyectos, programas y tantos planes; todo se hace en nombre de obedecer y servir a Dios. Sin embargo, la obediencia es tanto una cuestión de ser como de hacer. ¿Qué es lo que Dios quiere realmente de nosotros? Tenemos que tomarnos tiempo para escuchar, aprender y seguir convirtiéndonos en las personas que Dios quiere que seamos. Entonces lo que hagamos fluirá naturalmente a través del obrar de Dios en nosotros y a través de nosotros.
Al reflexionar sobre aquellas personas de la Biblia que escucharon y obedecieron, observamos cómo Dios muchas veces les pidió algo o hizo algo ¡que nunca se nos ocurriría poner en nuestros planes estratégicos! Tenemos que estar siempre abiertos a Su guía, y eso sólo viene a través de una atenta obediencia.
Fuente: Wicliffe