MISIONES MUNDIALES

MATEO 28: 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo

Hacer misiones mundiales es un mandato de Nuestro Señor Jesucristo, es una tarea que EL nos ha encomendado y no es opcional.

Para que las misiones mundiales de proclamar el evangelio hasta lo último de la tierra tengan éxito se requieren obreros dispuestos, capacitados y seguros de su llamado

1. LAS MISIONES MUNDIALES REQUIEREN OBREROS DISPUESTOS

La labor misionera de ir y hacer discípulos a todas las naciones, requiere obreros que estén dispuestos a dejar su zona de confort. No es nada fácil aceptar el reto de moverse de su lugar de comodidad, dejar a su familia, amigos, país y trabajo, entre otras cosas.

Se necesita desprenderse de cosas que amamos por seguir el llamado de Jesús. Con razón el mismo Jesús expresó:

LUCAS 9:59 Dijo a otro:—Ven, sígueme. El hombre aceptó, pero le dijo:—Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre.60 Jesús le dijo: —¡Deja que los muertos espirituales entierren a sus propios muertos![l]Tu deber es ir y predicar acerca del reino de Dios. 61 Otro dijo: —Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. 62 Jesús le dijo: —El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.

Como discípulos de Jesucristo, debemos estar siempre dispuestos a difundir las buenas nuevas en cualquier lugar donde nos encontremos, no tenemos excusas, no hay circunstancia o situación que nos pueda detener.

Debemos aprovechar cualquier oportunidad que se presente, podemos comenzar con nuestra familia, nuestros vecinos, compañeros de trabajo, la universidad, el colegio, etc.

Un día podemos estar compartiendo en nuestra ciudad, pero en cualquier otro momento, el Señor puede llevarnos a kilómetros de distancia a continuar la labor con otro tipo de personas, todo depende de DIOS, nosotros sólo debemos estar dispuestos.

Lo importante es que adondequiera que estemos, estamos obligados a obedecer este mandato de compartir las buenas noticias, de compartir del amor de Dios y su regalo de salvación con todos los que Dios ponga en nuestro camino.

2. LAS MISIONES MUNDIALES REQUIEREN OBREROS CAPACITADOS

En el mandato dado por nuestro Señor Jesucristo, no sólo nos envió a proclamar el mensaje, sino que también nos mandó a enseñar “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”.

Nuestra responsabilidad no termina con llevar a la gente a tomar la decisión de seguir a Cristo, debemos enseñar al nuevo convertido las verdades de la Palabra de Dios, demostrando nuestra obediencia a los mandamientos del Señor, para formar discípulos centrados en Cristo.

Es por ello, que debemos esforzarnos por estar preparados para afrontar la tarea de guiar al nuevo discípulo, pastorearlo, cuidarlo y ayudarlo para que cada día se parezca más a su Maestro y obedezca sus mandamientos. No debemos olvidar que nuestra enseñanza debe estar centrada en la Palabra de Dios, no en filosofías, ni tradiciones humanas.

2 Timoteo 2:15 (NVI): 15 Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad.

La enseñanza de las Escrituras, es mucho más que transmitir información, debemos persuadir a los nuevos convertidos en la obediencia de todas las enseñanzas que Dios nos dejó escritas en su Palabra, desde Génesis hasta Apocalipsis, evidenciando con nuestro estilo de vida las verdades que enseñamos.

También debemos tener siempre presente que la Palabra de Dios es la que nos va a dar la autoridad para proclamar el evangelio y enseñar sus verdades:

2 Timoteo 3:16-17 (NVI) 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.

3. LAS MISIONES MUNDIALES REQUIEREN OBREROS SEGUROS

Los obreros dispuestos y capacitados para llevar el evangelio hasta lo último de la tierra deben estar seguros que cuentan con el respaldo, guía, dirección y sobre todo con la compañía de AQUEL que los comisionó.

Los obreros cristianos deben estar completamente seguros que fue JESÚS quien los envió con una misión que cumplir, pero que no los envió solos. La promesa de su constante presencia debe ser más que suficiente para traer fortaleza y liberarnos del temor.

Isaías 41:10-12 (NVI): 10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.

Con Jesús de nuestra parte debemos estar seguros que el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros, nos guiará a esas personas que necesitan escuchar el mensaje de salvación.

Su presencia significa protección, porque EL tiene el control de todas las cosas. Pero también significa poder, porque mientras cumplimos la gran comisión, trabajamos en representación de DIOS.

La presencia de Cristo siempre con nosotros significa paz, porque siempre nos recuerda que le pertenecemos a EL, que la obra es suya y que las ovejas le pertenecen.

¡Qué privilegio! saber que el Rey del Universo nos ha elegido para llevar su mensaje a todos los rincones de la tierra, por lo que no debemos tener excusa ninguna para cumplir con este mandato.

¡Qué alentador! también es saber que a pesar de las implicaciones que esto conlleva, de la disposición y el entrenamiento que debemos tener, JESÚS ha prometido estar con nosotros todos los días y nos respaldará para continuar su obra.

REFLEXIONA:

¿Estás dispuesto a llevar el mensaje de salvación de Jesucristo hasta lo último de la tierra?

¿Te estás preparando para enseñar las verdades de la Palabra de Dios y hacer discípulos que obedecen los mandamientos del Señor?

Capacítate para la obra misionera. Haz click aquí

Ora por la Obra Misionera. Haz clic aquí

Ofrenda a la Obra Misionera. Haz clic aquí

Colabora con la Obra Misionera. Haz clic aquí

Vive EN MISION. Haz clic aquí

MISIONERO CRISTIANO

2 TIMOTEO 2:3-6: 3 Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. 4 Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. 5 Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento. 6 El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha.

Para cumplir la misión encomendada por Dios el misionero cristiano puede enfrentar mucho sufrimiento, pero esto no se compara con el honor de saber que nuestro trabajo en la obra del Señor trascenderá por la eternidad y que un día seremos recompensados por EL.

El Apóstol Pablo aconsejando a su hijo espiritual Timoteo, hace la comparación del sufrimiento que conlleva hacer la obra del Señor con lo que padece un soldado, un atleta y un agricultor.

1. EL MISIONERO CRISTIANO NECESITA ENFOCARSE

Por haber participado en la Primera Guerra Mundial, el escritor cristiano C. S. Lewis conocía bien las presiones del servicio militar. En un discurso público, durante la Segunda Guerra Mundial, describió con elocuencia las dificultades que enfrenta un soldado: «Todo lo que atravesamos en cada situación adversa […] se resume en la vida del soldado en servicio activo: enfermedad, amenazas, dolor, muerte, escasez, frío, calor, sed, hambre, falta de un techo, trabajo duro, humillación, injusticia, reglas arbitrarias, exilio, separación de todos los que amas».

Un soldado cuando sale a la batalla debe darlo todo, incluso la vida, debe estar enfocado, concentrado en su misión, debe cumplir las órdenes de sus superiores al pie de la letra y trabajar en cooperación con sus compañeros de batalla.

Los soldados de un país hacen parte de un sector especial del gobierno, son hombres y mujeres rigurosamente adiestrados; separados de la vida común, y especialmente preparados para misiones específicas, que tienen que ver con asuntos de seguridad y rescate de vidas; pueden ser tareas de equipo, o misiones especiales en forma individual.

La labor del misionero cristiano es un llamado al campo de batalla; un llamado especial, muy similar al de un soldado del ejército de un país. El misionero cristiano es un soldado de Cristo especialmente preparado para librar una guerra contra huestes de maldad y rescatar a los cautivos por el diablo.

Por ello, el misionero cristiano debe ser fiel al Señor y a su llamado; debe estar enfocado, no puede distraerse, ni retroceder, porque de hacerlo el pueblo sufrirá grandes daños y muchos correrán peligro de caer como prisioneros del enemigo.

El estar enfocado en la misión implica sufrir por tener que alejarse de cosas, personas, lugares y circunstancias que lo distraen de su servicio al Señor de los Ejércitos.

Así como un soldado militar no puede abandonar el campo de concentración cuando va a enfrentar una batalla difícil, así debe ser el misionero cristiano, debe mantenerse enfocado en su llamado para lograr la victoria y el éxito de su misión.

2. EL MISIONERO CRISTIANO NECESITA SER OBEDIENTE

Para obtener la victoria un atleta necesita tener en cuenta ciertos factores que influyen para el logro de su meta. Uno de ellos es tener una buena relación con su entrenador, seguir sus recomendaciones y cumplir con el reglamento de la competencia en la que participa.

Igualmente necesita de constancia, disciplina, largos entrenamientos, privarse de comer ciertos alimentos y de ciertas actividades que pueden perjudicar su condición física y su desempeño.

1 Corintios 9:25 (NVI): 25 Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.

Si los atletas se someten a todos estas privaciones por obtener una victoria terrenal y pasajera, cuánto más debe hacerlo el misionero cristiano que está luchando por una causa que trasciende por la eternidad.

Para lograr la victoria en el campo espiritual, el misionero cristiano debe mantener una íntima comunión con Dios a través del estudio y obediencia de su Palabra. En ella se encuentran las instrucciones precisas del maestro de maestros, que garantizan el éxito en la misión de proclamar el evangelio.

El misionero cristiano también debe ser constante en sus disciplinas espirituales como la oración, el ayuno y todo lo que le ayude a crecer en su comunión con Dios, evidenciando una vida de obediencia a su Maestro, que procura agradarle y glorificarle dónde quiera que se encuentre.

3. EL MISIONERO CRISTIANO NECESITA TRABAJAR DURO

El agricultor sabe que para disfrutar del fruto de su cosecha, tiene que preparar bien el terreno, invertir el tiempo para sembrar, abonar, regar, cuidar y esperar el momento adecuado para recogerla.

Todo este proceso necesita esfuerzo, perseverancia, constancia, largas jornadas de trabajo, enfrentarse a las inclemencias del tiempo e incluso a pérdidas económicas.

Pero cuánta es su satisfacción cuando ve que su esfuerzo se ha materializado en un producto que es de beneficio no sólo para él, sino para toda una comunidad.

De igual manera el misionero cristiano tiene la responsabilidad de sembrar la Palabra de Dios, dedicar el tiempo para enseñar de tal manera que las personas entiendan el mensaje; también tiene la responsabilidad de establecer fundamentos sólidos de tal manera que la semilla sembrada eche raíces, crezca firme y produzca frutos.

Para lograr todo esto, el misionero cristiano necesita una íntima comunión con el Espíritu Santo para discernir la fase en la que se encuentra su receptor, entendiendo que en algunas ocasiones Dios pondrá a otros a regar la Palabra sembrada, pero que al final, la cosecha de ese fruto la recogerá el Señor.

1 Corintios 3:6-9 6 Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. 7 Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino solo Dios, quien es el que hace crecer. 8 El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio trabajo. 9 En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.

Es por todo esto, que, así como el soldado, el atleta y el agricultor sufren muchas dificultades para lograr su objetivo, de igual manera el misionero cristiano debe sufrir muchas penalidades y pagar un precio muy alto para que la obra de Dios avance.

Pero esto no debe llevar al desánimo y al abandono de la obra, porque por mucho que se sufra, nada es comparable con lo que sufrió Nuestro Señor Jesucristo. El sufrió en nuestro lugar, su sufrimiento nos trajo libertad y salvación.

Desde el mismo momento de su encarnación, cuando siendo Dios, se sometió a limitarse en un cuerpo humano, se expuso al rechazo, las burlas, las injurias, las calumnias.

Sufrió una muerte cruel y despiadada, fue acusado y juzgado injustamente sin el debido proceso, maltratado, herido, vituperado, escupido y tratado como el más vil pecador. Y aunque parezca paradójico el sufrimiento de Jesús hacia parte del plan de Dios para bendecirnos.

ISAIAS 53: 10-12: Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y, como él ofreció[b] su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del Señor.11 Después de su sufrimiento, verá la luz[c] y quedará satisfecho;por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos.12 Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes, y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores.

Que bendición tan grande, saber que a pesar del sufrimiento y las dificultades que conlleva el trabajo misionero, estamos contribuyendo para que el sacrificio de Cristo en la Cruz no sea en vano y miles lleguen a conocerle.

Que privilegio saber que EL nos ha delegado para continuar su misión. Por eso, es que debemos mantenernos enfocados, en obediencia, trabajando duro, invirtiendo todo nuestro tiempo, energía, dinero y oraciones en ganar almas para el Señor.

REFLEXIONA:

¿Estás dispuesto a pagar el precio por el avance del evangelio?

Capacítate para la obra misionera. Haz click aquí

Ora por la Obra Misionera. Haz clic aquí

Ofrenda a la Obra Misionera. Haz clic aquí

Colabora con la Obra Misionera. Haz clic aquí

Vive EN MISION. Haz clic aquí

LA OBRA MISIONERA

La obra misionera es la delegación más importante que nos ha hecho nuestro Señor. También es un privilegio que solo se nos ha dado a los hijos de Dios, pero que implica una gran responsabilidad.

Esta responsabilidad la debemos asumir, con la plena seguridad que AQUEL que nos delegó estará con nosotros y cumplirá su propósito a pesar de cualquier dificultad que podamos afrontar.

1. LA OBRA MISIONERA SIEMPRE ENFRENTA OPOSICIÓN

Cuando estamos decididos a hacer la obra de Dios, debemos tener presente que aunque contamos con el favor del Señor, la mayoría de las veces vamos a enfrentar obstáculos, persecuciones, oposición y otras dificultades.

Ejemplo de ello es el Apóstol Pablo, quien fue escogido por Dios para llevar su mensaje y ser uno de los misioneros más grandes que ha existido. De hecho, cuando Dios delegó a Ananías para que orara por él, advirtió lo que sufriría:

HECHOS 9:15—¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

El apóstol Pablo desde el mismo momento de su conversión comenzó a hacer la obra que Dios le había encomendado e inmediatamente empezó a enfrentar la oposición:

HECHOS 9: 23 Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para hacerlo desaparecer, 24 pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo. 25 Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla.

Y por todas partes adónde llevaba el mensaje muchos se convertían, pero también lo perseguían, golpeaban, arrastraban y humillaban:

HECHOS 14:19 Pero llegaron unos judíos de Iconio y Antioquía, y convencieron a la gente para que se pusiera en contra de Pablo. Entonces la gente lo apedreó y, pensando que estaba muerto, lo arrastró fuera del pueblo.

Pero el Apóstol Pablo a pesar de las dificultades seguía cumpliendo su misión, confiando en que Dios lo había encomendado para esa tarea y por lo tanto lo respaldaría:

HECHOS 14:24: Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y pasaron por la región de Pisidia hasta llegar a la región de Panfilia. 25 Allí anunciaron las buenas noticias, primero a los del pueblo de Perge y luego a los de Atalía.

2. LA OBRA MISIONERA PUEDE HACERSE DE FORMAS IMPENSABLES

El Apóstol Pablo no cesaba de viajar por muchas ciudades y provincias anunciando el mensaje de salvación, preparando y comisionando a otros para cumplir la gran comisión.

Pero en muchos de estos lugares, a pesar de que habían personas que se convertían al Señor, era perseguido hasta el punto de ser arrestado.

Sin embargo, en medio de la prisión Pablo nunca dejó de hablar de Cristo y de exaltarlo, en el relato de su encarcelamiento en Filipos podemos ver como el Señor le respaldó y le llevó a ese lugar de oscuridad para que anunciara el evangelio.

Dios también se manifestó con señales milagrosas, que mostraron su gracia y favor hacia sus siervos, lo cual fue un testimonio para que el carcelero y su familia se convirtieran al Señor:

HECHOS 16:32 Pablo y Silas compartieron el mensaje del Señor con el carcelero y con todos los que estaban en su casa.33 Después, cuando todavía era de noche, el carcelero llevó a Pablo y a Silas a otro lugar y les lavó las heridas. Luego, Pablo y Silas bautizaron al carcelero y a toda su familia

Después de su liberación milagrosa, el Apóstol Pablo siguió recorriendo todas las provincias y ciudades de Asia, predicando el mensaje de salvación, haciendo milagros asombrosos en el nombre del Señor, hasta que finalmente se propuso llegar a Roma con el mensaje del evangelio.

Estando en medio de estas correrías, el Espíritu Santo lo impulsó a ir a Jerusalén donde sería arrestado y juzgado en medio de mucha confusión y de mucho alboroto.

Es probable que el Apóstol Pablo pensara que ese era el final de su ministerio y que su deseo de ir a Roma hubiera sido solo emocional, pero es allí en este momento de gran tribulación cuando el Señor lo llena de esperanza y le da esta promesa:

HECHOS 23:11(NVI) 11 A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo, y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma.»

Lo que el Apóstol Pablo nunca imaginó fue que El Señor le cumpliría esa promesa de la forma como sucedió, el relato completo lo encontramos en Hechos 27:13-28:16, un naufragio en altamar en medio de una fuerte tormenta, tan fuerte que los marineros perdieron toda esperanza de vida.

Pero es nuevamente allí, en medio de esta dificultad, cuando Dios se encarga de recordarle a Pablo que EL iba a cumplir su propósito a pesar de lo que sucediera.

HECHOS 27:23-25: Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, 24 y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.” 25 Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo.

Finalmente, después de 3 meses y de haber pasado por tormentas, naufragios, hambre, frío y peligro de muerte el Apóstol llegó a Roma.

A partir de esta experiencia del Apóstol Pablo, podemos aprender que así como Dios lo llevó a Roma porque era su propósito, Dios nos va a llevar adonde EL ya lo ha determinado.

No importa las tormentas que tengamos que pasar, no importa si parece que el barco se está hundiendo y vamos a perecer, debemos creer que en el momento cuando pensamos que todo está perdido, Dios va a hacer algo extraordinario, que nunca imaginamos.

En el momento de mayor dificultad debemos confiar y declarar como lo hizo el Apóstol Pablo “YO SE A QUIEN PERTENEZCO Y A QUIEN SIRVO”, y ese al que yo pertenezco es FIEL a sus promesas, no cambia de parecer y es TODOPODEROSO para hacer lo que tenga que hacer para llevarte a tu destino.

El Señor que nos ha comisionado para hacer la obra misionera nos capacita y nos empodera para hacer cosas mayores que las que EL hizo, está con nosotros siempre, nos guarda, nos protege y nos pide que seamos valientes, que no tengamos temor, que no nos callemos porque el mundo necesita conocerle.

HECHOS 18:9 Una noche, el Señor Jesús habló con Pablo por medio de una visión, y le dijo: «No tengas miedo de hablar de mí ante la gente; ¡nunca te calles!10 Yo te ayudaré en todo, y nadie te hará daño. En esta ciudad hay mucha gente que me pertenece.»

REFLEXIONA:

¿Crees que DIOS te ha comisionado para hacer su obra a pesar de las dificultades y tormentas que enfrentas en la vida?

¿Estás dispuesto a hacer la obra misionera sin temor, confiando en que Dios te capacitará, empoderará, guardará y te acompañará siempre?

Capacítate para la obra misionera. Haz clic aquí

¿QUÉ ES UN MISIONERO?

1 JUAN 5:4- 5 4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios

Un misionero es un vencedor, porque es alguien que ha puesto su fe en el Hijo de Dios y está firmemente convencido que con su fe y a través de la proclamación de la Verdad de la Palabra de Dios, puede vencer el sistema de valores, engaño y maldad que controla el maligno.

¿Pero qué es lo que conquistamos cuando ponemos nuestra fe en el Hijo de Dios y ayudamos a otros para que también lo hagan?

La victoria que obtenemos, no es como el mundo la ve: abundancia de bienes materiales, fama, reconocimiento y lujos, entre otras cosas. La victoria que obtenemos cuando tenemos a Cristo de nuestro lado trasciende más allá de este mundo material, está por encima de lo que podemos percibir, el Apóstol Pablo la describe en:

Romanos 8:37 Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Un misionero es un cristiano victorioso que demuestra una confianza absoluta en lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, además proclama por todos lados las buenas nuevas de salvación, la esperanza segura de la resurrección y la vida en el cielo por la eternidad.

Además de todo esto, un misionero tiene otras características que lo convierten en un vencedor:

1. SOMETE SU VIDA AL SEÑORÍO DE JESUCRISTO

Nuestra victoria comienza cuando ponemos a Dios en el centro de nuestras vidas, cuando reconocemos nuestros pecados delante de Él, pedimos perdón y estamos dispuestos a permitir que Cristo sea Nuestro Señor y Salvador, entregando a Él todas las áreas de nuestra vida, sin excepción.

Este es un proceso continuo, donde debemos procurar parecernos cada día más a JESÚS, agradándole en todo cuanto hacemos, hablando a otros de su amor y perdón, manteniéndonos en total obediencia a sus mandamientos, no porque temamos que nos pueda castigar, sino porque lo amamos, porque nuestro mayor deseo es convertirnos en sus amigos.

JUAN 15:14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. 15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes.

2. ES CONSCIENTE DE LAS ADVERSIDADES, PERO CONFIA EN QUE DIOS LO LIBRARÁ

Un misionero victorioso no engaña ni comercializa con el evangelio vendiendo la idea de que cuando nos convertimos en cristianos no vamos a tener dificultades, llenando de faltas expectativas que finalmente hieren y debilitan la fe de algunos cuando Dios no actúa como esperaban.

Por el contrario, es alguien que habla la verdad de la Palabra de Dios en cuánto a las dificultades. Enseñando que, aunque seamos hijos de Dios y le amemos no estamos exentos de sufrir, pero que podemos confiar en que, aunque pasemos por tribulaciones y angustias, JESÚS ya venció por nosotros.

JUAN 16:33: En el mundo tendrán aflicciones, pero confíen yo he vencido al mundo.

Esa es la clase de confianza que Dios quiere que tengamos, que cuando las circunstancias arremeten en contra nuestra, cuando parece que todo está fuera de control, confiemos en que Dios nos va a dar la salida, tal vez no como lo imaginemos, pero si conforme a su voluntad porque Él tiene el control de todas las cosas.

Por eso, un misionero victorioso es aquel que cuando está a punto de desfallecer y siente que no puede sostenerse, se pone en pie de batalla y dice como dijo el Apóstol Pablo: “…, derribados, pero no destruido”(2 Corintios 4:9)

El que en medio de una tempestad y de las fuertes lluvias de pruebas que azotan su vida, no se rinde, sino que medita en lo que dijo Jesús a sus discípulos en Juan 6:20 “No tengan miedo que yo Soy” y ese Yo Soy quiere decir “Soy Dios, El Señor”

El que aún en medio de la soledad, lejos de su familia y amigos se acuerda de lo que Jesús dice en Mateo 28:20b “…; Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”

El que en medio de la oposición y los ataques del enemigo puede pararse frente al gigante y decirle como David a Goliat: “…mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos,…” (1 Samuel 17:45b).

3. NO LE TEME AL ENEMIGO Y ESTA PREPARADO PARA SUS ATAQUES

Un misionero debe ser consciente que debido al trabajo que hace de llevar luz en medio de las tinieblas, es el blanco perfecto para los ataques del maligno.

EFESIOS 6: 12: “Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”

Un misionero debe saber que en vez de luchar contra las personas que se oponen, que calumnian y humillan, la verdadera batalla es contra nuestro enemigo el diablo, y es para enfrentar a este personaje que debemos estar completamente preparados.

Esta preparación se logra mediante un sometimiento total a Dios, haciendo su voluntad, orando, ayunando, meditando en la Palabra de Dios, sirviendo, compartiendo a otros de Cristo, fomentando el amor y la unidad entre los hermanos; en resumen PONIENDONOS LA ARMADURA DE DIOS.

EFESIOS 6:13 Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. 14 Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, 15 y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. 16 Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. 17 Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. 18 Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos.

Un misionero es un cristiano con una vida victoriosa porque sabe que el secreto para que la misión que Dios le ha encomendado tenga éxito es la fe y confianza en el Hijo de Dios. Es alguien que pone a DIOS en el primer lugar de su vida, confiando en que todo lo demás, provisión, protección, salud, logros personales, logros profesionales, logros familiares, logros ministeriales vendrán.

Es aquel que no le teme a las adversidades, porque sabe que Su Señor está con EL adónde quiera que vaya, no le teme al enemigo porque sabe que es un hijo de DIOS.

Confía que “Más poderoso es el que está en él, que el que está en el mundo”; está convencido que EL que lo envió le ha dado el poder que resucitó a Jesús de entre los muertos y por eso ES MÁS QUE VENCEDOR.

REFLEXIONE:

¿Está Usted disfrutando de una vida victoriosa en Cristo Jesús?
¿Es consciente que Dios le ha dado el poder para vencer todo principado y potestad?

CAPACITATE PARA SER UN MISIONERO CLICK AQUI

QUIERO SER MISIONERO

MATEO 5:13 “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.

La sal se usaba en la antigüedad y aún en la actualidad en algunos lugares para preservar los alimentos de la corrupción, para eliminar los microbios, como antiséptico para limpiar heridas, para descongelar, para resaltar el sabor de los alimentos, dar sazón y estimular el apetito. De hecho, cuando la sal no está en una comida es muy notorio porque ésta se torna desabrida y poco apetitosa.

¿Qué nos quiere decir Jesús cuando afirma que somos la sal de la tierra?. Significa que los hijos de DIOS ejercemos en el mundo algunas de las funciones de la sal:

• Detener la corrupción del mundo
• Eliminar lo impuro, lo indigno
• Remover la frialdad de las personas
• Ser la sazón de la tierra, esa influencia buena, agradable, que atrae, que dan ganas de conocer
a DIOS
• Que cuando no estemos se note nuestra ausencia

¿Pero qué pasaría si nosotros perdiéramos esa gracia que nos convierte en bendición para nuestros semejantes y carecemos de los elementos que pueden detener la corrupción, sazonar la insipidez y marcar la diferencia? ¿Qué nos espera? ¿Qué le espera a este mundo?

Si queremos ser de bendición para el mundo y creemos firmemente que DIOS nos puede usar para llevar su mensaje de salvación, debemos mantener ese sabor, no podemos permitir que nuestra sal pierda su sabor que es lo que nos distingue de los demás y que nos permite ser de influencia, pero para hacerlo necesitamos cultivar una relación más íntima con AQUEL que nos ha comisionado, para lo cual debemos tener en cuenta lo siguiente:

1. PARA SER MISIONERO NECESITAS NUTRIRTE CON LA PALABRA DE DIOS:

Cuando meditamos en la Palabra de Dios, nuestra fe y nuestra confianza en el Señor se fortalecen, nos volvemos firmes y sólidos, somos como ese edificio que en apariencia es como cualquier otro, pero sus cimientos son fuertes, profundos y su material es distinto a cualquier otra construcción.

Así mismo, quiere el Señor que seamos nosotros, que, aunque en apariencia nos veamos como cualquier otra persona, ante las crisis y las tormentas no tambaleamos, porque nuestro cimiento es tan fuerte que no hay nada que lo mueva, que aún ante los ataques del enemigo, podamos defendernos con la Palabra de Dios, así como lo hizo Jesús, cuando fue tentado en el desierto porque la Palabra de Dios estaba arraigada en su mente y en su corazón.

Dios desea que no sólo usemos Su Palabra para nuestro propio beneficio, sino que podamos animar a otros a confiar en EL, que cuando las personas se acerquen en busca de un consejo y una oración, tengamos esa Palabra precisa de parte del Señor para ellos; porque si nuestro corazón está lleno de Dios, las palabras que saldrán de nuestra boca serán de bendición, Jesús dijo “De la abundancia del corazón habla la boca”. Por lo tanto, lo que fluirá de nosotros serán palabras que provienen del corazón de Dios e infundirán fuerzas nuevas y esperanza en medio de las dificultades.

Por el contrario, cuando no nos alimentamos con la Palabra de Dios, nos debilitamos, nos desalentamos ante cualquier dificultad e incluso somos blancos fáciles del enemigo, nos dejamos engañar por falsas ideologías, falsos conceptos, falsas doctrinas y falsas profecías.

Es por ello, que para ser un mensajero de las buenas nuevas de Salvación debemos dedicar tiempo, esfuerzo y disciplina para meditar en la Palabra del Señor, para memorizarla, pero más que eso para vivirla, para creer con todo nuestro corazón a cada palabra y cada promesa que Dios nos ha dejado en su Santa Palabra. Esto no sólo nos conviene a nosotros, le conviene al mundo, porque si vivimos conforme a la Palabra e impulsamos a otros a vivir de acuerdo a ella, estamos cumpliendo la función de preservar al mundo de la corrupción que hay por la falta del conocimiento de Dios.

2. PARA SER MISIONERO NECESITAS APRENDER A DESCANSAR EN DIOS:

Dios ha provisto para nuestro descanso integral la oración, cuando nos acercamos a Dios en oración, con una actitud humilde, reverente, de total dependencia, permitiendo al Espíritu Santo que obre en nuestro interior y entregando todas nuestras cargas a Dios, EL sabe aligerarlas muy bien, Jesús es un experto y por ello afirmó en MATEO 11:28 “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”.

El Teólogo Wayne Grudem plantea:

“La oración no está hecha para que Dios pueda enterarse de lo que necesitamos…Dios quiere que oremos porque la oración expresa nuestra confianza en Dios y es un medio por el cual nuestra confianza en Él puede aumentar. De hecho, tal vez el énfasis primordial de la enseñanza de la Biblia sobre la oración es que debemos orar con fe, lo que quiere decir confianza o dependencia en Dios. Dios, como nuestro Creador, se deleita en que confiemos en Él como sus criaturas, porque una actitud de dependencia es la más apropiada para las relaciones entre el Creador y la criatura. Orar en humilde dependencia también indica que estamos genuinamente convencidos de la sabiduría, amor, bondad y poder de Dios, y ciertamente de todos los atributos que forman su excelente carácter”

Para descansar en Dios, necesitamos dedicar tiempo diario para estar en comunión con el cielo, exponiendo nuestro corazón y nuestra causa, no porque el Señor necesite que le contemos nuestras necesidades, nuestros anhelos y nuestras preocupaciones, EL lo sabe todo. Somos nosotros los que necesitamos conocerlo más para comprender su perfecta voluntad para nuestra vida, somos nosotros los que necesitamos desahogarnos con la persona que mejor nos comprende, que más nos conoce, que más nos ama, que está dispuesto a suplir todas nuestras necesidades y a darnos siempre lo mejor. El salmista así lo expresa en el SALMO 119:145- Con todo el corazón clamo a ti, Señor; respóndeme, y obedeceré tus decretos.

La oración ferviente y perseverante mueve el corazón de Dios, cuando estamos en perfecta comunión con Dios es más fácil discernir su voluntad, nuestro corazón se alinea con el corazón de Dios y podemos experimentar su amor y compasión por las almas que vagan sin dirección y que se van rumbo a la eternidad sin Dios.

Cuando tenemos esos tiempos a solas con Dios, podemos experimentar el verdadero descanso, la verdadera paz en cualquier situación que nos encontremos, en nuestro rostro se reflejará la paz, la tranquilidad, el gozo, esa luz y ese resplandor similar al que emitía Moisés cuando bajaba del Monte de hablar con El Señor.

Como consecuencia los demás desearan experimentar lo mismo que nosotros reflejamos, esto los acercará al Señor, nuestro testimonio servirá para que otros conozcan a Dios y así estaremos cumpliendo con otra función de la sal, que es la de darle sabor a la vida, de influenciar para bien y marcar la diferencia.

3. PARA SER MISIONERO NECESITAS EJERCITARTE EN LA FE:

Dios quiere que afectemos al mundo haciendo partícipes a los demás de lo que Él nos ha dado, el Apóstol Santiago dice que “La fe sin obras es muerta”, no podemos decir que profesamos una fe, sino evidenciamos esa fe a través de lo que hacemos.

Dios nos ha comisionado para que hablemos de su amor, de lo que El ha hecho, hace y hará por nosotros, Dios quiere usarnos para sanar no sólo de enfermedades físicas, sino de las enfermedades del alma, EL quiere consolar a través de nosotros, restaurar vidas, restaurar hogares, rescatar al perdido de las garras del enemigo, pero para eso necesita de nuestra cooperación.

Cada uno de nosotros tiene algo que hacer en la obra del Señor. En algunas iglesias en China, dan la bienvenida a los nuevos creyentes diciéndoles: “Ahora Jesús tiene un nuevo par de ojos para ver, nuevos oídos para oír, nuevas manos para ayudar y un nuevo corazón para amar a otros.”

El plan de Dios es que cada uno de nosotros desempeñemos una función dentro de la iglesia y dentro de la sociedad, para eso Él nos ha dado dones y ministerios que solamente podemos descubrir en la medida que crecemos en el conocimiento de su Palabra, vivamos una vida de oración y nos dejemos guiar por Él.

Si nos llenamos solo de conocimientos y no compartimos con otros se produce un estancamiento espiritual. La vieja comparación del mar de Galilea con el mar Muerto sigue siendo verdad, Galilea es un lago lleno de vida que no sólo recibe agua sino que también la da. En contraste, no hay nada vivo en el mar Muerto, porque al no tener una salida, se ha estancado.

Se necesitan experiencias de servicio en las que se puedan ejercitar nuestros dones espirituales, estos no nos fueron dados para nuestro propio beneficio sino para el beneficio de otros. La Biblia dice en 1 CORINTIOS 12:5-7 “Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. 6 Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.7 A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás.”.

Cuando nos dejamos usar por Dios, poniendo a su disposición nuestros dones y talentos para servir a los demás, impactamos vidas con el amor y la bondad de Dios, rompemos las barreras de la indiferencia y los paradigmas sociales, somos líderes al estilo de Jesús, que “vino para servir y no para ser servido”, somos como la sal que descongela el hielo, que rompe la frialdad de los corazones endurecidos para que Jesús llegue a morar en ellos.

REFLEXIONE:

• ¿Le estamos poniendo sazón a la vida de los demás?
• ¿Influenciamos para bien o nos estamos volviendo insípidos como la sal que pierde su sabor?
• ¿Qué estamos haciendo para que el mundo experimente la clase de vida que Jesús vino a dar?

¿Quiere involucrarse en la Obra Misionera? https://iglesiasenmision.org/

COMO SER MISIONERO

Hechos 1:8 (NVI): 8 Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

Para cumplir la misión que Dios nos ha encomendado y testificar de Jesucristo debemos ser empoderados por el Espíritu Santo, a través de una comunión íntima con el Señor, practicando una vida constante de oración, estudiando con diligencia la Palabra de Dios, anhelando ser usados como instrumentos para hacer la obra, y teniendo los sentidos espirituales bien alertas para dejarnos impulsar adonde Dios nos quiera llevar, entendiendo que es Él quien tiene el control de todo, conoce las mentes, los corazones y dispone todas las cosas para que su mensaje pueda ser difundido.

Uno de los ejemplos de la Biblia que nos muestra a alguien que se dejó guiar por el Espíritu Santo para predicar el mensaje de salvación en Jesucristo, lo encontramos en “Felipe el evangelista”, uno de los 7 varones escogidos por el Espíritu Santo para administrar los recursos de la iglesia primitiva, era un hombre de “buen testimonio, lleno del Espíritu Santo y de sabiduría”, un siervo fiel, obediente y pronto se convirtió en un predicador incansable de la Palabra de Dios, su predicación siempre estuvo acompañada de señales milagrosas, logrando la conversión de muchos y siendo de testimonio para su familia, tanto que la Biblia registra que tuvo 4 hijas profetisas.

A través de Felipe podemos aprender 3 características que nos ilustran como ser un misionero efectivo y útil en las manos de Dios:

1. UN MISIONERO ESTÁ ATENTO A LA GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO

HECHOS 8:26-29 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: “Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza.” Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la candace, reina de los etíopes. Éste había ido a Jerusalén para adorar y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carro, leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu le dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro.”

A Felipe pudo haberle parecido extraño este mensaje del Señor, porque Él estaba evangelizando al norte del país en Samaria y el Señor lo manda al sur, por un camino poco frecuentado, a más de 150 km de distancia, además a la mitad del camino se encontraba Jerusalén y allí estaban los apóstoles predicando el mensaje del evangelio.

Podemos ver en este relato que Felipe no puso objeción, fue sensible a la voz del Espíritu Santo y se dejó guiar convencido que el Señor quería hacer algo en este trayecto, encontrándose allí con el eunuco.

A través de este hecho podemos entender que el Espíritu Santo es quien abre las puertas con oportunidades para que el encuentro se pueda dar y es por ello que quien está dispuesto a llevar el evangelio debe tener sus ojos y sus oídos espirituales agudizados para discernir las oportunidades que Dios dispone.

A veces nos molestamos cuando suceden cosas que nos impiden estar en algún lugar y cambian nuestros planes, ignorando que talvez es el Señor que tiene un plan diferente para nosotros y para la vida de alguien. Al igual que Felipe debemos estar en sintonía con el Espíritu Santo y estar dispuestos a dejarnos guiar por EL para testificar del amor de Jesucristo.

2. UN MISIONERO DEBE PEDIR SABIDURÍA DE LO ALTO PARA COMPARTIR EL MENSAJE Y ESPERA QUE DIOS COORDINE LAS CIRCUNSTANCIAS, EL MOMENTO Y EL LUGAR PRECISOS

HECHOS 8:30-38: Felipe se acercó de prisa al carro y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: —¿Acaso entiende usted lo que está leyendo? ¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él.32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: «Como oveja, fue llevado al matadero; y como cordero que enmudece ante su trasquilador, ni siquiera abrió su boca. Lo humillaron y no le hicieron justicia. ¿Quién describirá su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.»

—Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe. Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas *nuevas acerca de Jesús.36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: —Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? Entonces mandó parar el carro, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó.

Podemos observar en este relato que Felipe además de obedecer tuvo la sabiduría y el discernimiento para acercarse y comprender lo que Dios quería hacer con El etíope eunuco. Dios había coordinado las mejores circunstancias para que éste recibiera el mensaje, ya que el Espíritu Santo lo había preparado todo, este hombre había estado adorando en Jerusalén y tenía hambre de la Palabra, por eso venía leyendo las escrituras.

Al igual que Felipe, debemos identificar el momento y la circunstancia precisa para hablar de Cristo, Dios coordina momentos y da oportunidades donde menos imaginamos. Es por ello, que debemos pedir discernimiento, sabiduría y prudencia para identificar el momento adecuado, Felipe tal vez pudo pensar que este hombre poderoso no lo iba a escuchar, pero Dios le dio la oportunidad precisa.

Tomemos el ejemplo de Felipe, siendo sensibles a la voz del Espíritu Santo, Dios es tan bueno y nos ama tanto que nos ha escogido a pesar de nuestros errores e imperfecciones para llevar su mensaje.

Dios quiere usarnos, para eso nos prepara y nos da las oportunidades para predicar su Palabra; además, coordina todas las circunstancias para que estemos en el lugar preciso, en el momento correcto y con la persona indicada.

3. UN MISIONERO CONFIA QUE DIOS RESPALDA LA PROCLAMACIÓN DE SU EVANGELIO CON SEÑALES MILAGROSAS

HECHOS 8: 39-40: Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando el *evangelio en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.

Cuando nos mantenemos llenos del Espíritu Santo y dispuestos a dejarnos a guiar por Él, Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de nuestras vidas y además del milagro de la salvación pueden ocurrir señales sobrenaturales que impulsarán a algunas personas a acercarse a Jesús y ser rescatadas de las tinieblas.

Felipe estaba tan lleno del Espíritu Santo, que fue transportado de manera sobrenatural para que siguiera proclamando el Evangelio en otros lugares que necesitaban el mensaje. Por eso, nuestra única preocupación debe ser predicar a Cristo, anhelar servirle, confiando que Dios se encargará de todo lo demás y nos seguirá usando como instrumentos de bendición e influencia sobre muchos.

Hay mucha necesidad de Dios en el mundo, donde menos nos imaginamos hay personas ansiosas de recibir un mensaje de aliento, aunque aparentemente no lo demuestren. A veces nos llenamos de prejuicios hacia ciertas personas, en ocasiones somos muy tímidos para hablar del evangelio, pero a través del ejemplo de Felipe podemos aprender que debemos confiar en el Señor y esperar el momento preciso, sin dudar.

Nunca sabremos donde está esa persona que está siendo tocada por el Espíritu Santo para recibir a Cristo; por ello debemos incansablemente seguir en la tarea de llevar el Evangelio. Dios obrará por medio de su espíritu y las almas vendrán al conocimiento de la Verdad. ¿Se imagina que pudo haber pasado si Felipe hubiera tenido prejuicios con el etíope y no se hubiera arriesgado a acercarse?
.
ROMANOS 10:14-15: 14 Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?15 ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: «¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae[f] buenas *nuevas!»

El poder del Espíritu Santo que impulsó a Felipe y a los primeros discípulos de Jesús para alcanzar al mundo está en nosotros. Cuán glorioso privilegio tenemos, que nosotros podemos difundir el mensaje del evangelio, alcanzar a los perdidos y apresurar la venida de nuestro Señor. Mateo 24:14 (NVI): 14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

Hoy día es común ver personas desesperadas, desorientadas buscando una palabra de aliento, una oración, ayuda para sus necesidades y nosotros a veces somos tan indiferentes y pasivos ante las necesidades de los demás.

En ocasiones tenemos a nuestro lado personas tan necesitadas, pero no nos damos cuenta porque sólo pensamos en nuestras propias necesidades, pero cuando nos sintonizamos con el Espíritu Santo, sentimos compasión por las almas perdidas, dejamos de pensar en nosotros y nos preocupamos por los miles de almas que andan por el mundo pérdidas, con la necesidad de un Salvador que nosotros podemos presentarle. MATEO 9:37 “La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros”,

REFLEXIONE:

¿Cree Usted que ha recibido poder para testificar donde el Señor lo ha puesto y dónde Dios lo quiera llevar?

¿Está Usted escuchando la voz del Espíritu Santo y dispuesto a cumplir su responsabilidad de llevar el mensaje del evangelio?

Capacitate para ser Misionero – CLICK AQUI

SOMOS LA LUZ DEL MUNDO

MATEO 5:14-16 (TLA): Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Son como una ciudad construida en la parte más alta de un cerro y que todos pueden ver.15 Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo.

Imaginemos por un momento:

Estás al timón de un barco, regresando de una larga travesía, el mar se encuentra agitado y el horizonte se ve oscuro y negro. La costa al parecer está cerca y, si tus cálculos son exactos, el puerto al que has de conducir tu barco está enfrente de ti, tras la profunda oscuridad.

¿Pero y si no es así y que, si has cometido un error al maniobrar? En tal caso el barco, en vez de dirigirse al puerto, acabará naufragando, impactará contra las rocas y puede que llegue a destruirse.

Miras fijamente en la oscuridad buscando algo que te guíe, que te de la seguridad de llegar a casa sano y salvo. De repente en medio de la densa oscuridad te parece ver una luz, un débil relampagueo, este relampagueo se repite a los pocos segundos y es cada vez más intenso: ya no cabe duda, es un faro, bajo su luz está el puerto al que debes llegar o está al descubierto cualquier peligro que debes evitar.

Un faro es una torre de señalización luminosa situada en el litoral marítimo, como referencia y aviso costero para navegantes. Los faros están coronados por una lámpara potente que sirve como guía, no sólo señalan la entrada de los puertos, sino también las islas, la extremidad de las penínsulas, los bancos (es decir, los puntos en que las aguas son poco profundas), los arrecifes y, en general, todos los obstáculos peligrosos para la navegación.

Teniendo en cuenta esta descripción podemos decir que nosotros somos FAROS ESPIRITUALES en las manos de Dios, que así como los faros marítimos tienen funciones específicas, a nosotros DIOS nos ha llenado de su luz para cumplir sus propósitos:

1. SOMOS LA LUZ DEL MUNDO PARA GUIAR AL MUNDO PERDIDO HACIA DIOS

Dios espera que nosotros marquemos la diferencia en esta sociedad, que irradiemos la verdad de Jesucristo en medio de un mundo perverso y corrupto.

Dios espera que no sólo con nuestras palabras sino con nuestro testimonio guiemos a otros hacía El, que les mostremos el camino para salir de la oscuridad, de las tinieblas en la que se encuentran, para que sus vidas no naufraguen, para que puedan ver el camino correcto, la dirección correcta y puedan llegar a puerto seguro, que son los brazos de Dios, que puedan encontrar el camino hacia su morada eterna que es con Jesús en el cielo.

HECHOS 13: 47 Así nos lo ha mandado el Señor:» “Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra”»

Fuente: plenitudencristopa.org

2. SOMOS LA LUZ DEL MUNDO PARA ADVERTIR DEL PELIGRO

Así como los faros son colocados en lugares estratégicos donde hay mucho peligro para las embarcaciones, de la misma manera Dios nos ha colocado en este mundo, para que reconozcamos el peligro espiritual, las asechanzas del enemigo, los engaños del mundo actual y abramos los ojos de los que han sido cegados por el maligno.

Como hijos de Dios y templos del Espíritu Santo tenemos la capacidad de discernir lo que no proviene de Dios, hemos sido capacitados a través de la Palabra de Dios para hablar con autoridad, para defender SU VERDAD, para confrontar a la luz de la Palabra de DIOS al que está equivocado y hacerlo reaccionar, para advertir de los engaños del mundo, la carne y satanás, para dar un consejo sabio en el momento oportuno que puede librar a cualquier persona de caer.

EFESIOS 5: 8-8 Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz 9 (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) 10 y comprueben lo que agrada al Señor. 11 No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, 12 porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. 13 Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, 14 porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo».

3. SOMOS LA LUZ DEL MUNDO PARA BRILLAR CONTINUAMENTE

Así como la distancia desde donde puede verse la luz de un faro depende de la potencia de la lámpara, así también sucede con nosotros, nuestro brillo dependerá de cuánto aceite hay en nuestra lámpara, de cómo está nuestra comunión con el Espíritu Santo.

La intensidad de nuestra luz dependerá de la relación que tengamos con Dios, de la búsqueda constante de su presencia y es por ello que debemos anhelar vivir llenos del Espíritu Santo.

Hemos sido escogidos por Dios como instrumentos de su amor, de su misericordia, de su bondad, debemos afectar a los que están alrededor nuestro, que cuando las personas nos miren vean algo diferente, que cuando hablemos escuchen algo diferente, que siempre tengamos una palabra de aliento, una palabra de edificación, una palabra que cambie, que transforme las vidas de los que están cautivos por las tinieblas.

Nuestra lámpara debe estar siempre encendida de la pasión por encontrar a las almas perdidas, buscando continuamente en la oscuridad a las ovejas que deambulan sin pastor para atraerlos hacia JESÚS y aunque no es una tarea fácil, nunca debemos dejar de hacerlo porque no podemos olvidar que la luz que proyectamos no proviene de nosotros, sino que proviene del sol de justicia que es nuestro Dios Todopoderoso.

null

Hechos 1:8 (TLA): 8 Pero quiero que sepan que el Espíritu Santo vendrá sobre ustedes, y que recibirán poder para hablar de mí en Jerusalén, en todo el territorio de Judea y de Samaria, y también en los lugares más lejanos del mundo.

2 Corintios 4:7 (NTV): 7 Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro.[a] Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos.

Hemos sido colocados como faros espirituales en medio de este mundo de tinieblas para dar a conocer al Padre, para que el mundo conozca quién es EL, para que las personas se encuentren con EL y puedan darle sentido a sus vidas, para que, así como los marineros encuentran el puerto seguro, las personas puedan llegar a la casa del PADRE que es nuestro refugio eterno, nuestra morada por la eternidad.

Juan 14:2 (NVI): 2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar.

Por todo esto, es que no podemos dejar de brillar, no nos podemos esconder, Dios nos necesita para traer luz en estos tiempos difíciles donde la oscuridad y las tinieblas abundan, las personas están confundidas, desorientadas, perdidas, van rumbo al naufragio porque el FARO ESPIRITUAL, que somos nosotros, la iglesia de JESUCRISTO, no está alumbrando lo suficiente y por eso es cada día miles de almas se van rumbo a una eternidad sin JESUS.

Reflexiona:

• ¿ESTÁ TU LÁMPARA ESCONDIDA DEBAJO DE UN CAJÓN?
• ¿TU LUZ ESTÁ ALUMBRANDO CONSTANTEMENTE O NO TIENES SUFICIENTE ACEITE?

Capacítate para la obra misionera. Haz click aquí

Ora por la Obra Misionera. Haz clic aquí

Ofrenda a la Obra Misionera. Haz clic aquí

Colabora con la Obra Misionera. Haz clic aquí

Vive EN MISION. Haz clic aquí