Carácter Del Misionero

Como misioneros, constantemente enfrentaremos diversas situaciones en el campo y en nuestra vida personal. Entablaremos relaciones con todo tipo de personas, seremos parte de un equipo formado por misioneros de diferentes países del mundo, tomaremos muchas decisiones en el campo, realizaremos tareas en nuestro ministerio, vamos a conocer y adaptarnos a una nueva cultura tal vez muy distinta a la nuestra, posiblemente hablaremos un idioma que no es el nuestro, etc. Todo esto va a poner de manifiesto y a prueba nuestro carácter.
Como hijos de Dios tenemos un modelo de carácter maduro a seguir: el de Jesucristo, quien supo enfrentar cada situación de la vida de una forma madura y sabia. Las presiones propias del día a día, se verán incrementadas en el campo misionero. Por eso es muy importante que podamos desarrollar nuestro carácter con la ayuda del Espíritu Santo en comunión y dependencia constantes.
Objetivos
• Que puedas entender qué es y cómo se
forma el carácter.

• Que seas consciente de cuán maduro,
fuerte, malo o débil es tu carácter en estos
momentos y la consecuencia de esto en el
campo.
• Que reflexiones sobre qué acciones
puedes tomar para mejorar tu carácter.

El carácter y la conducta.

El Carácter es la manera de ser de una persona y este puede ser evaluado por su conducta. Es la suma de sus cualidades y defectos morales integrados en su personalidad.
“CARÁCTER” es una palabra griega que aparece en el Nuevo Testamento una sola vez, en Hebreos 1:3 y está traducida por “imagen”. Cristo es la “misma imagen de Su esencia”, quiere decir que tiene el carácter idéntico del
Padre.
Conducta es la manera habitual de comportarse, la manera de vivir. La conducta de una persona manifiesta su carácter. La meta del cristiano es ser como Jesús, quiere decir, tener el carácter de Cristo.
“Aquel que dice que permanece en Él, debe también andar como Él anduvo”.(1Jn. 2:6). El análisis de esta definición consiste en describir todas las cualidades morales de Cristo reveladas en las Escrituras, las cuales son el proyecto total de lo que Dios quiere formar en cada uno de sus hijos.
Fuente: manual de Formación del Carácter Cristiano, por Jorge

Movilizacion misionera, LA EXTRAORDINARIA CANTIDAD DE PUEBLOS

LA   EXTRAORDINARIA  CANTIDAD  DE   PUEBLOS

   ¿Cuántos ciudadanos argentinos pueden decir los nombres de  los catorce pueblos indígenas que habitan este suelo?”*  tal fue la pregunta que una investigadora dejó flotando en el preámbulo de un artículo que se publicó en las páginas del diario Clarín hace  algún tiempo. ¿Cuántos argentinos pueden contestar afirmativamente esta pregunta? La escritora demostró en ese escrito que la Argentina occidentalizada y blanca, que en un tiempo mantuvo una relación sumamente violenta con la Argentina indígena, hoy ha cambiado y se ha estancado en una segregación sutil a través del olvido y la negación.

    Según la información que tenemos, todos los grupos indígenas argentinos están siendo asistidos por distintos programas de iglesias y misioneros evangélicos, pero ¿no sería posible aplicar la observación y pregunta citada mas arriba en relación a la ignorancia de los numerosos grupos étnicos dispersos en América y  en los otros continentes? ¿dónde están? ¿cuántos son? ¿cómo viven? ¿ en qué condiciónes?

 

    *  Al pié de la página, en letra más chica, poner los nombres de las 14 etnias principales que hay en

        el suelo argentino.

 

            1.  Tobas                                   6.   Chorotes.                             11.  Chiriguanos.

            2.   Pilagás.                               7.   Guaraníes.                           12.  Dieguitas.

            3.   Mocovíes.                           8.    Chanés.                               13.  Collas.

            4.   Chulupíes.                          9.    Tehuelches.                        14.  Tapietés.

            5.   Wichís.                              10.    Mapuches.                                                  

  

    ¿Qué hizo Pablo y sus compañeros de equipo después que tuvo la visión del varón macedonio y la compartió con sus colaboradores? “Enseguida procuramos partir para Macedonia dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio” (Hechos 16. 9-10). Es casi seguro que nosotros no vamos a recibir una visión como la que recibió el apóstol Pablo, mayormente, porque no la necesitamos, pues actualmente tenemos mapas, planisferios, estadísticas, libros y amplia información sobre el estado y condición de por lo menos 8.000 etnias que esperan escuchar por primera vez, las “buenas noticias”  que nosotros hemos escuchado cincuenta veces, cien veces, algunos durante toda la  vida.

    Jesús sigue diciendo hoy como lo dijo cuando estuvo en la tierra: “Alzad vuestros ojos y mirad – las regiones del mundo –  porque ya están blancas para la siega”. Si levantamos la vista y afinamos nuestro oído vamos a escuchar el llamado de miles de pueblos que con sus apremiantes necesidades materiales y espirituales por medio de uno de sus representantes que bien podemos imaginar nos está rogando como el varón macedonio: “¡Vengan a ayudarnos!”

 

    ¿Dónde están estas etnias, pueblos y tribus necesitadas?

 

    ALGUNOS  MUY  CERCA:

 

            +    En la Argentina, hay centenares de pueblos, en distintas provincias sin                                           

                  una  iglesia evangélica. . .

            +    En  el  Paraguay, pastores comentan  de 500 poblaciones, sin ningún testimonio evangélico . .

            +    En Brasil,  un decreto nacional impide que más de 100 tribus  reciban a los misioneros y que 

                   se   plante entre ellas una iglesia . . .

            +    En las montañas y selvas de Perú, hay tribus que aún no han sido contactadas, por                                       

                   consiguiente ignoran el mensaje de salvación. . .

            +    En Colombia, alrededor de 25 tribus, no tienen todavía una iglesia autóctona

            +    En  República Dominicana, 4000 poblaciones carecen de la más mínima presencia

                   evangélica . . .

            +    En México,  25 de los 129 grupos étnicos que hay en el país, están esperando un misionero…

              

     ALGUNOS   MÁS   LEJOS:

 

            +    Un informe reciente dice que  en España 7000  poblaciones de distintos tamaños   no tienen               

                   ningún  testimonio evangélico. . .

            +    En  Italia hay 30.000 localidades que deben ser evangelizadas. . .

            +    En Portugal,  alrededor de 3.600 poblaciones necesitan de misioneros pioneros.

            +    En  Turquía, hay 50 provincias o condados que  todavía no hay iglesias evangélicas        

                  establecidas . . .

 

 MUCHOS  OTROS,   MÁS    LEJOS   TODAVÍA:

 

            +     En  el norte del África,  numerosos pueblos musulmanes ignoran el evangelio (en                                 

                   Marruecos,  Argelia, Túnez y Libia, está prohibida la actividad  misionera . . .

            +     En el norte de la India, todavía hay 3000 grupos (castas) que deben ser  evangelizados               

                   uno  por uno . . .

            +      En la China, aunque ha habido un gran avivamiento, todavía hay muchas   poblaciones   

                     (pueblos  y ciudades) donde todavía no hay una iglesia evangélica. . .

            +       En Rusia muchos grupos siberianos necesitan todavía un ministerio pionero . . .

            +       En Oceanía, hay todavía grupos muy numerosos e islas no evangelizadas  en Indonesia y

                     Filipinas . . .

 

Autor: Andres Robert                                                                   

Movilizacion misionera , C O M O V E J E S Ú S A L A S M U L T I T U D E S A C T U A L E S

C O M O    V  E    J E S Ú S      A      L A S    M U L T I T U D E S    A C T U A L E S   

 

   El profeta Isaías dice que  “la mano del Señor no se ha acortado para salvar, ni se ha agravado su oído para oír” (Isaías 59. 1). Nos preguntamos: ¿Qué pasará con sus ojos? ¿Se habrán nublado de tal modo que no pueda ver como están las multitudes de nuestro tiempo? Sabemos que “Jesucristo es el mismo, ayer y hoy y por los siglos” (Hebreos 13. 8). Y que Él no ha cambiado ni su carácter ni su compasión (Malaquías 3. 6). El salmista nos asegura que “sus ojos ven y sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (Salmo 11. 4). Entonces ¿qué pensará y que sentirá al observar el estado y la condición espiritual en que se encuentran las numerosas comunidades de nuestro tiempo que se debaten en la violencia, la idolatría y la esclavitud del pecado?

    Seguramente que tal como se lo dijo a Pablo cuando lo llamó para que formara  parte de su Reino  y le anticipó el ministerio misionero que quería que cumpliera (Hechos 26. 16-18),  el sigue viendo a los seres humanos “enceguecidos” y engañados por el dios de este siglo. Los ve como incapaces de conocer al Dios verdadero, de reconocer su culpabilidad  y menos aun de ver la necesidad de confiar en Cristo como su Salvador. Sin duda que los ve descendiendo a la eternidad por el “camino ancho” y equivocado, y anhela que “se conviertan de las tinieblas a la luz”.  Las ve esclavizadas por Satanás y desea que sean libertadas por el poder del evangelio. Las ve cargando con el peso de la culpabilidad, y puesto que Él murió por los pecados de todos para que puedan ser perdonados, anhela que se les comunique esa buena noticia. Sí, las ve desheredadas de la vida eterna y quiere compartir con ellas su maravillosa herencia. Él sigue viendo la dura realidad de miles de pueblos, etnias y tribus que suman millones, viven  sin esperanza y  desconocen el remedio y la solución que Dios ha provisto para sus males.

 

    Las desviaciones  y las profundidades del mal a las cuales conduce el pecado son imposibles de medir y aun describir. Los misioneros cuentan de:

 

         +    Muchos budistas que viven con un miedo contínuo a sus ancestros . . .

         +    Millares de hindúes  esclavos del temor a sus dioses ,  procuran aplacar sus 

               sus  enojos con cantos, rituales y sacrificios . . .

      +       Otros rinden adoración a los animales sagrados . . .

      +       En casi todas sus religiones domina y prevalece el temor a la muerte . . .

      +       Oran y claman a dioses de madera y de piedra que no oyen y por lo tanto                                        

               no contestan sus plegarias . . .

      +       Algunos se cortan las carnes y caminan por el fuego para ganar la simpatía  de los                                                                                                      m            malos espíritus, a fin de que no los atormenten . . .

      +       En muchos pueblos, cuando nacen mellizos o gemelos uno de ellos debe morir . . .                                         

      +       En las costas occidentales del África criaturas son dejadas en la playa para  que cuando suba la            la marea, las lleve como ofrenda a los dioses del mar . . .

 

   Es interminable la lista de prácticas basadas en los prejuicios, la ignorancia y las insinuaciones  de los espíritus malignos. ¡La condición moral, espiritual y física de miles de pueblos inalcanzados es indescriptible! El Señor los está observando desde el cielo con la misma compasión y dolor que sentía cuando estaba aquí en la tierra. La pregunta que debemos hacernos es ésta: El cuerpo de Cristo, que es la iglesia ¿siente el mismo dolor y preocupación que siente la Cabeza? ¿Cuántas iglesias conocen la desesperante condición de estas miles de comunidades inalcanzadas y están haciendo algo para llegar hasta ellas con el remedio infalible del evangelio de Cristo? El Salvador desea canalizar su amor y compasión a través de su cuerpo, la iglesia.  ¿Qué siente el lector, como discípulo de Cristo, al pensar y meditar en este cuadro de la humanidad necesitada que suma multitudes?

 

Autor: Andres Robert                                                                   

 

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Movilizacion misionera, L O S D I S C Í P U L O S Y L A S M U L T I T U D E S

L O S    D I S C Í P U L O S   Y   L A S    M U L T I T U D E S

   Pero la actitud de los discípulos de Jesús frente a este desafío, tal como se ve en los evangelios presenta un vivo contraste con la de su Maestro y queda bien reflejada en el siguiente episodio.

   El más grande milagro que Jesús realizó, fue indudablemente aquel en el  cual, usando los cinco panes y dos peces alimentó a 5000 hombres, más las mujeres y los niños que los acompañaban (Mateo 14. 14-21).  Este es el único milagro que está registrado en los cuatro evangelios, dato que destaca la importancia que tenía para Dios, y que debiera tenerla también para nosotros. Muchos misioneros tienen razón cuando usan este relato para ilustrar la evangelización del mundo. Probablemente esa fue una de las razones por la cual se repite cuatro veces, puesto que distribuir el Pan de Vida a las multitudes hambrientas del mundo es la verdadera misión de la Iglesia y la actividad y la meta de todo misionero genuino.

 

    Sin embargo, la narración también deja ver que los discípulos, a esta altura de su ministerio,  tenían opiniones y sentimientos muy distintos sobre lo que se debía hacer con la gran cantidad de gente allí reunida. Se advierte una clara diferencia entre el sentir de Jesús que “tuvo compasión de ellos” y el de los discípulos que intentaron desentenderse de la situación. El relato deja traslucir que ellos sentían que podían intentar un procedimiento diferente. Observemos algunos detalles:

 

          +      “Anochecía”    fuerte tentación para regresar pronto a casa  . . .

          +      “el lugar es desierto”    no hay recursos a mano  . . .

          +      “la hora ya avanzada”    ya hemos cumplido el horario de trabajo . . .

          +      “despide la multitud”    algo así como “Señor tengamos una oración para

                   terminar, y concluyamos la tarea de este día” . . .

          +      “que vayan por las aldeas y compren de comer” – que se arreglen como

                  puedan  . . . (una de las pocas ocasiones en que los discípulos intentaron

                  enseñarle a Jesús lo que tenía que hacer).

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            ípulos y estos lo entregaron a cada uno de los presentes. Resultado: ¡Lo que parecía imposible fue hecho posible! La multitud comió, se sació y se fue satisfecha.

    Jesús tenía clara la visión, los discípulos todavía no. El tenía el deseo y la entrega indispensable para alcanzar las multitudes, pero además quería que sus discípulos participaran de ese mismo sentir. La experiencia de ese día parece mostrar que todavía estaban lejos de experimentarlo. Esta tendencia a esquivar las necesidades de otros, ya sea de individuos, familias, pueblos o grupos humanos, no es nueva. Forma parte intrínseca  de la disposición egoísta que todos traemos al mundo por naturaleza, y bajo distintas circunstancias y razones, se expresa de diferentes maneras.

    La costumbre de dejar para mañana, o para el año que viene, o para otras personas, lo que debiera hacerse hoy, es muy humana, pero lamentablemente  – en relación con la evangelización del mundo – ha sido y es sin duda causante de injustificables demoras por la cual muchos que deberían haber oído las buenas noticias de la salvación, han pasado por este mundo sin haberlas escuchado jamás.

 

Autor: Andres Robert    

 

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Movilizacion misionera , EL DESCONOCIMIENTO DE LAS MULTITUDES

Movilizacion misionera , EL DESCONOCIMIENTO DE LAS  MULTITUDES

                                                                   “. . .   LA   MIES   ES   MUCHA   . . .”

                                                                                                             Jesús.

 

                                                                    “Y al ver las multitudes, tuvo compasión

                                                                    de ellas . . .”

                                                                                                            Jesús.

 

           “Tener el conocimiento de Cristo nos impone

                                                                     el deber ineludible de compartir ese co-

                                                                    nocimiento con todos los hombres sin demo-

                                                                    ra. Retenerlo es un crimen de infinita mag-

                                                                    nitud contra esa gran porción de la raza hu-

                                                                    mana que todavía está en la obscuridad”                                                                                                                                            

                                                                                                         J.  O.  Sanders.

 

                                                                    “La ignorancia es clásica enemiga del cono-

                                                                    cimiento, porque lo que no se sabe,   no

                                                                    existe”

                                                                                                             Clarín   27/11/88.

 

 

   Jesús, como el misionero    1,  vino a este mundo a “buscar y a salvar lo que se había perdido” y para cumplir con esa misión, entre otras muchas cosas que hizo, debió enfrentarse con las multitudes necesitadas.  Después de haber vivido sus primeros treinta años de preparación, después de bautizarse y recibir la unción del Espíritu Santo, habiendo vencido a su fiero  enemigo y tentador en el desierto, decididamente comenzó a predicar el evangelio e invitar a sus contemporáneos a entrar “en el reino de Dios”.

 Mateo relata que recorría toda la provincia de Galilea y estaba en contacto con “mucha gente” que provenía de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. El Sermón del Monte – Mateo 5 – 7    fue pronunciado “viendo la multitud”,  y en una de las citas que encabeza este capítulo, lo encontramos nuevamente con “la visión” de la multitud de seres humanos que lo rodeaban.

 

                                           J E S Ú S     Y    L A S    M U L T I T U D E S.

 

   ¿Qué sentía Jesús al contemplar las multitudes de su tiempo? Él podía apreciar sus profundas necesidades, y la compasión brotaba de su corazón. No se equivocaba al considerar las condiciones materiales y espirituales en que se encontraban. Las veía  “desamparadas y dispersas (“cansadas y abatidas” – traduce otra versión) como ovejas que no tienen pastor”. En otras palabras, a punto de ser devoradas por los lobos de la maldad y el error. Esta descripción parece un eco de lo que Dios expresa en Proverbios 24. 11 donde dice  “libra a los que son llevados a la muerte . . . salva a los que están en peligro de muerte”.  Detrás de esta expresión se ha imaginado que estos que son llevados a la muerte podrían ser comparados con los animales que en un matadero van en fila por un estrecho pasillo al final del cual los espera un afilado cuchillo, y en un instante más, la muerte . . .  ¡Mueren  “sin sospechar” que iban a morir!  A semejanza de esos animales que ignoran por completo el destino que les espera hay multitudes de hombres y mujeres hoy que se dirigen lentamente a la eternidad totalmente inconscientes de que les espera la muerte y perdición eterna. ¿Podría ser este cuadro más dramático, más triste y más doloroso?

 

Autor: Andres Robert

 

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Movilizacion misionera, LA PROBLEMÁTICA MISIONERA EN LA IGLESIA LOCAL

Movilizacion misionera, LA PROBLEMÁTICA MISIONERA EN LA IGLESIA LOCAL

     La  problemática de Misiones, mínima, básica y fundamental en lo que tiene que ver con la iglesia local,  no es muy compleja ni difícil de entender.  La porción bíblica que sigue a continuación ofrece  un cuadro, una definición y una síntesis  casi perfecta:

 

                         “. . .  Al ver las  MULTITUDES, tuvo compasión

                         de ellas . . .  Entonces dijo a sus discípulos . . .

                         Rogad al Señor de la mies que envíe OBREROS

                          . . .  Llamando a sus doce discípulos les dio auto-

                          ridad . . . A estos doce  ENVIÓ  Jesús . . . El obre-

                          ro es digno de su ALIMENTO (salario – Lucas 10. 7)

                          (Mateo 9. 36 – 10.10).

 

   Lea de nuevo las palabras destacadas en mayúsculas. ¿Cuáles son los elementos que se observan  en este cuadro de la realidad misionera del tiempo de Cristo, y que siguen estando presentes en nuestro día?

 

          +   La existencia de  MULTITUDES,  hambrientas  de amor,  compasión,

                 atención,  ayuda,   e  ignorantes de la  salvación . . .

 

          +  La necesidad de OBREROS  suficientes para suplir las necesidades

                de miles de pueblos y etnias inalcanzadas . . .

 

          +   Alguien  . . .  iglesias, agencias, instituciones,  que bajo la dirección

                divina puedan capacitar y  ENVIAR  a los misioneros a cumplir su

                misión . . .

 

          +   La provisión de los RECURSOS que los obreros enviados necesitan

                para vivir y servir en los campos misioneros  . . .

 

 

   Actualmente, habiéndose concluído los que sin duda han sido los dos siglos en que más se ha intensificado el accionar misionero, este esquema de necesidad permanece intacto y sin modificaciones. Dondequiera que  vamos promocionando misiones, ya sea en iglesias locales, concentraciones, congresos, etc.  estos cuatro rubros aparecen permanentes e inalterables.

 

    Precisamos una nueva aplicación del “colirio celestial” para ver las multitudes tal  como Jesús las ve. Es urgente la convocación de miles de obreros. Es preciso que las iglesias asuman y cumplan la función de formar y enviar hombres y mujeres capacitados a los campos blancos. Es mas que necesario descubrir, señalar y reconocer dónde están los abundantes recursos provistos por Dios, destinados para sostener con dignidad y seriedad a los que  van a completar la evangelización mundial.

 

    Seguramente  hay otros aspectos  que se deben afrontar, pero los que acabamos de citar son el A, B, y C  de la empresa.  Afectan dinámicamente a las iglesias, a cada creyente individual, a  los misioneros, y por sobre todo a los miles de seres humanos que perecerán  si no les damos a conocer la verdad del evangelio que nos ha sido confiada.

 

    Está al alcance de nosotros como pueblo de Dios encarar y modificar estos  cuatro elementos que acabamos de nombrar, y si muchas iglesias lo hacen, un cambio notorio se producirá, y no estaremos haciendo otra cosa que obedeciendo  las órdenes de Aquel que nos dijo:

“Id  . . .  haced discípulos . . .  ENSEÑÁNDOLES QUE GUARDEN TODAS LAS COSAS QUE OS HE MANDADO”.

    En los próximos capítulos nos proponemos pensar juntos sobre estos cuatro temas que consideramos son claves para el cumplimiento de nuestra misión.

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Movilizacion Misionera – Porque evangelizar?

Movilizacion Misionera – Porque evangelizar?

 

   “Podría un marinero sentarse ocioso si ha oído el grito del hombre que ha caído    al agua?

   ¿Podría un médico sentarse cómodamente, dejando que su paciente muera sin prestarle ayuda?

   ¿Podría  un bombero sentarse tranquilo, viendo como la gente muere en un incendio y no dar una mano?

   ¿Puede  usted sentarse cómodamente en su Iglesia con un mundo CONDENADO a su alrededor?”

   A estas punzantes preguntas de L. Ravenhill, bien podríamos agregar esta otra:  ¿Puede una iglesia quedarse tranquila discutiendo si debe o no, hacer Obra Misionera, cuando miles de poblaciones, etnias y tribus indígenas esperan escuchar el evangelio por primera vez, y muchas de ellas todavía ni han oído todavía que Jesucristo vino al mundo para salvarlas?

 

   Una de las razones que me impulsaron a escribir este libro es el haber  observado y escuchado a pastores y líderes que se preguntan: “¿Cómo podemos hacer para enviar y sostener más obreros en el campo misionero?” Me da la impresión que, aparentemente, muchos desconocen  la existencia y eficacia de algunos medios sencillos que un número considerable de iglesias  están usando con excelentes resultados.

 

   Cuando Jesús estuvo ante el desafío de alimentar a la multitud  hambrienta, Juan nos dice en su evangelio que “El sabía lo que había que hacer” (Juan 6.6). Hoy, Él continúa “sabiendo” lo que hay que hacer, para enfrentar las necesidades de miles de pueblos y aldeas aun no evangelizadas. Dios es quien ha planeado la evangelización mundial, y es Él quien ha previsto y provisto los recursos para poder cumplir con ese objetivo.

 

    El Dr. Pablo B. Smith en el prólogo de su excelente libro “The Senders” (Los Enviadores) comenta que “Hacer libros puede fácilmente llegar a ser una acción egoísta  y carnal. Egoísta, porque generalmente suena como si el autor se jactara diciendo:  ’Yo sé como hacerlo, o nadie lo hace como yo.  O,

Si usted no lo hace a mi manera no va a funcionar’.  Dios no permita  – decía él  en cuanto a su libro – que este pequeño volumen tenga esa motivación”.  ¡Que el nuestro tampoco la tenga!

   “Por otro lado    continúa diciendo el mismo autor    cada escritor debería tener algunos credenciales que le den autoridad a lo que escribe”  [i].

 Personalmente,  debo decir que, francamente, mis credenciales son muy limitadas; no soy experto en misiones, ni nada que se le parezca.

 Lo que sí puedo manifestar es que, en las cuatro iglesias que hemos tenido el privilegio de pastorear, hemos llevado a cabo un sencillo programa  que nos permitió sostener en su totalidad o en parte a varios misioneros, tanto dentro como fuera del país. Aclaro que no se trata de ninguna fórmula mágica ni infalible. Se trató más bien de poner en práctica la convicción de que la iglesia tiene los hombres, las mujeres, los dones y los recursos que se necesitan para completar la evangelización de todas las naciones, y empezar a obedecer las instrucciones que Cristo nos dejó en la Gran Comisión.

    Creo sinceramente que si llega el día en que cada iglesia evangélica se decide a poner a Misiones en primer lugar en su lista de prioridades, y sigue algunas de las sugestiones propuestas en este libro, experimentará  un cambio profundo. Fluirán entre sus miembros la oración, los obreros, los recursos financieros y todo lo que  sea necesario para participar activamente en la tarea que el Señor nos ha encomendado.

     Sigamos orando y pidiendo por un genuino avivamiento que restaure no solo el primer amor,   con él  también la dedicación a la Prioridad N°  1 –  puesto que “La Suprema Tarea de la Iglesia es la Evangelización del Mundo”. Y que la mentalidad y la actitud  de  Aquel que dijo: “Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y  QUE ACABE SU OBRA” se encarne en cada iglesia y en cada uno de los que formamos parte del pueblo de Dios.

 

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Al ver las multitudes

Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas. Entonces dijo a sus discípulos: […] Rogad al Señor de la mies que envíe obreros.

Llamando a sus doce discípulos les dio autoridad. A estos doce envió Jesús. El obrero es digno de su alimento [salario] (Lucas 10.7; Mateo 9.36 10.10).

Lea de nuevo las palabras detacadas. ¿Cuáles son los elementos que se observan en este cuadro de la realidad misionera del tiempo  de Cris to, y que siguen estando presente en nuestro día?

• La existencia de multitudes, hambrientas de amor, compasión,atención, ayuda, e ignorantes de la salvación.

• La necesidad de obreros suficientes para suplir las necesidades de miles de pueblos y etnias no alcanzadas.

• Alguien (iglesias, agencias, instituciones), que bajo la dirección divina pueda capacitar y enviar a los misioneros a

cumplir su misión.

• La provisión de los recursos que los obreros enviados necesitan para vivir y servir en los campos misioneros.

Actualmente, habiéndose concluido los que sin duda han sido los dos siglos en que más se ha intensificado el accionar mi sionero, este esquema de necesidad permanece intacto y sin modificaciones. Donde quiera que vamos promocionando las misiones, ya sea en iglesias locales, concentraciones, congresos, etcétera, estos cuatro rubros aparecen permanentes e inalterables.

Necesitamos una nueva aplicación del colirio celestial para ver las multitudes tal como Jesús las ve. Es urgente la convocación de miles de obreros. Es preciso que las iglesias asuman y cumplan la función de formar y enviar hombres y mujeres capacitados a los campos blancos. Es más que necesario descubrir, señalar y reconocer dónde están los abundantes recursos provistos por Dios, destinados para sostener con dignidad y seriedad a los que van a completar la evangelización mundial.

Seguramente hay otros aspectos que se deben afrontar, pero los que acabamos de citar son el abc de la empresa. Afectan dinámicamente a las iglesias , a cada creyente individual, a los misioneros y por sobre todo a los miles de seres humanos que perecerán si no les damos a conocer la verdad del evangelio que nos ha sido confiada.

Está alcance de nosotros como pueblo de Dios en encarar y modificar estos cuatro elementos que acabamos de nombrar, y si muchas iglesias lo hacen, un cambio notorio producirá, y no estaremos haciendo otra cosa que obedecer las órdenes de Aquel que nos dijo:”Id(,……) y haced discípulos,(…. )enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”

Tomado del libro  Conciencia Misionera II  del Pr. Andrés Robert.

La Urgente Misión de la Iglesia.

Cuando Cristo dijo que “los campos ya están blancos para la siega”, hablaba de que “el campo es el mundo”. Algunos argumentan que la Gran Comisión fue solo para los discípulos de Cristo y no para hoy. Pero la Iglesia como depositaria del evangelio, tiene un serio deber que cumplir. Los que niegan este deber, con su falta de obediencia a su claro mandato, niegan a su Señor.

Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones…” (Mateo 28:19).
Las circunstancias, los consejos de hermanos y un sentimiento de paz son formas de conocer la voluntad de Dios para nosotros. Pero nuestra búsqueda de la voluntad de Dios, ¿comienza realmente en el lugar correcto? ¿Podemos, legítimamente, considerar primero nuestros propios deseos, circunstancias y necesidades, y luego procurar la dirección de Dios?

La vida de Cristo nos sugiere que debemos invertir el orden de nuestra búsqueda. Él dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió…” (Juan 4:34). Cristo comenzó por comprender la voluntad de Dios, sus deseos y propósitos. Luego ajustó su vida y sus acciones en conformidad con esa voluntad.

¿Cómo conoció el Señor Jesús la voluntad del Padre? Estaba íntimamente empapado con las Escrituras. A menudo expresaba: “Como está escrito…”. Conocía perfectamente el propósito de Dios tal como estaba en la Palabra. Cristo comprendió que su papel particular consistía en el cumplimiento de esa Palabra y, a través de la oración, se comprometió a la obediencia: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Cristo no eligió según sus propios deseos, ni permitió ser influido por circunstancias o expectativas de otros. Él permaneció obediente aun cuando fue tentado por Satanás a tomar una ruta corta hacia el gobierno del mundo. Y eligió la obediencia inclusive cuando esta significó el sufrimiento y una muerte cruel en la cruz.

Cristo, la Gran Comisión y su Iglesia:
Si observamos a la Iglesia primitiva, vemos con claridad que Cristo intentó durante todo el tiempo que sus discípulos fueran los líderes de la primera comunidad de creyentes que habría de reunirse en su nombre. Nos parece extraño que sus instrucciones finales no tengan ninguna relación con los asuntos del gobierno de la Iglesia, ni con el tipo de edificios que debían ser erigidos o el orden de los servicios, sino que Él habla acerca de ir y hacer discípulos a todas las naciones.
Si reconocemos que Él establece su Iglesia y que esta debe ser el agente de Dios para la continuación del cumplimiento de su propósito en el mundo, entonces podremos ver que las palabras últimas de Cristo de “ir y hacer discípulos” fueron muy oportunas.

Cristo no ignoraba el hecho de que estos hombres pronto iban a necesitar información adicional sobre el funcionamiento de la Iglesia. Él había prometido darles el Espíritu Santo, el cual había de guiarlos a toda la verdad. Igualmente valioso fue el entrenamiento que les dio durante el curso de los tres años de su ministerio terrenal. Les había demostrado el principio más importante del liderazgo: el servicio, y les había dado su nuevo mandamiento de “amarse los unos a los otros”, como la base de toda relación personal. El amor debía ser el vínculo por medio del cual la Iglesia de Cristo se ligaría.

Mientras Él los entrenaba, a la vez ampliaba la visión de los discípulos, de tal manera que estos iban comprendiendo el propósito para el cual la Iglesia existía. Jesús les dio una perspectiva hacia todas las naciones. Los desafió a que miraran los campos “porque ya están blancos para la siega” y les dio a conocer en términos ciertos que “el campo es el mundo”. Al entrenarlos para trabajar con amor, se aseguraba que la Iglesia entendiera la base sobre la cual debía funcionar internamente Al darles una perspectiva hacia todas las naciones, se aseguraba que la iglesia comprendiera su propósito en el mundo.

La iglesia y su deber:
Siempre ha habido gente que argumenta que la Gran Comisión únicamente se aplicó a los discípulos de Cristo y que la iglesia no tiene que identificarse con esa perspectiva. Pero esta posición está directamente en contra de la voluntad de Dios revelada a su pueblo. Como depositaria del evangelio, la Iglesia tiene un serio deber que cumplir. Los que niegan este deber, con su falta de obediencia a su claro mandato, niegan a su Señor.
En los últimos versículos de Mateo 24 y en el capítulo 25, las enseñanzas de Cristo se relacionan con su segunda venida y con lo que harán, mientras lo esperan, aquellos que le profesan fidelidad. A los que reconocen a Cristo y su soberanía se les ha confiado la preciosa posesión del evangelio. Además, Cristo siempre ha otorgado dones a sus discípulos, para que funcionen en conjunto a fin de glorificarle y edificar su Iglesia. Es esta Iglesia, en sus muchas y variadas expresiones, la que debe llevar a cabo el gran trabajo de la evangelización del mundo.

Responsabilidades y privilegios de la Iglesia:

El libro de los Hechos describe el papel de la Iglesia en la evangelización del mundo entonces conocido. Testimonio dinámico, persecución y equipos misioneros fueron elementos usados por Dios para desarrollar esta labor. Aunque Pablo fue llamado de una forma única y preparado como apóstol, tan solo debido a su obediencia a la voluntad de Cristo se manifestó en su ministerio efectivo. Mucho crédito merecen también los que se unieron a él para los esfuerzos específicos de su misión.

La fundación de comunidades de creyentes que continúen viviendo sus vidas en “koinonía”, es la meta de la evangelización. Como un organismo vivo, cada iglesia crece y se reproduce a sí misma mediante el testimonio, el establecimiento de iglesias hijas y el envío de equipos misioneros. Cada iglesia tiene el deber sagrado de cumplir su parte, en cuanto a la Gran Comisión del Señor, según los dones y la habilidad que Él le haya concedido.

 Fuente: “Misión mundial”, por Jonatán P. Lewis.

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