Hechos 1:8 (NVI): 8 Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Para cumplir la misión que Dios nos ha encomendado y testificar de Jesucristo debemos ser empoderados por el Espíritu Santo, a través de una comunión íntima con el Señor, practicando una vida constante de oración, estudiando con diligencia la Palabra de Dios, anhelando ser usados como instrumentos para hacer la obra, y teniendo los sentidos espirituales bien alertas para dejarnos impulsar adonde Dios nos quiera llevar, entendiendo que es Él quien tiene el control de todo, conoce las mentes, los corazones y dispone todas las cosas para que su mensaje pueda ser difundido.
Uno de los ejemplos de la Biblia que nos muestra a alguien que se dejó guiar por el Espíritu Santo para predicar el mensaje de salvación en Jesucristo, lo encontramos en “Felipe el evangelista”, uno de los 7 varones escogidos por el Espíritu Santo para administrar los recursos de la iglesia primitiva, era un hombre de “buen testimonio, lleno del Espíritu Santo y de sabiduría”, un siervo fiel, obediente y pronto se convirtió en un predicador incansable de la Palabra de Dios, su predicación siempre estuvo acompañada de señales milagrosas, logrando la conversión de muchos y siendo de testimonio para su familia, tanto que la Biblia registra que tuvo 4 hijas profetisas.
A través de Felipe podemos aprender 3 características que nos ilustran como ser un misionero efectivo y útil en las manos de Dios:
1. UN MISIONERO ESTÁ ATENTO A LA GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO
HECHOS 8:26-29 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: “Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza.” Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la candace, reina de los etíopes. Éste había ido a Jerusalén para adorar y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carro, leyendo el libro del profeta Isaías. El Espíritu le dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro.”
A Felipe pudo haberle parecido extraño este mensaje del Señor, porque Él estaba evangelizando al norte del país en Samaria y el Señor lo manda al sur, por un camino poco frecuentado, a más de 150 km de distancia, además a la mitad del camino se encontraba Jerusalén y allí estaban los apóstoles predicando el mensaje del evangelio.
Podemos ver en este relato que Felipe no puso objeción, fue sensible a la voz del Espíritu Santo y se dejó guiar convencido que el Señor quería hacer algo en este trayecto, encontrándose allí con el eunuco.
A través de este hecho podemos entender que el Espíritu Santo es quien abre las puertas con oportunidades para que el encuentro se pueda dar y es por ello que quien está dispuesto a llevar el evangelio debe tener sus ojos y sus oídos espirituales agudizados para discernir las oportunidades que Dios dispone.
A veces nos molestamos cuando suceden cosas que nos impiden estar en algún lugar y cambian nuestros planes, ignorando que talvez es el Señor que tiene un plan diferente para nosotros y para la vida de alguien. Al igual que Felipe debemos estar en sintonía con el Espíritu Santo y estar dispuestos a dejarnos guiar por EL para testificar del amor de Jesucristo.
2. UN MISIONERO DEBE PEDIR SABIDURÍA DE LO ALTO PARA COMPARTIR EL MENSAJE Y ESPERA QUE DIOS COORDINE LAS CIRCUNSTANCIAS, EL MOMENTO Y EL LUGAR PRECISOS
HECHOS 8:30-38: Felipe se acercó de prisa al carro y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: —¿Acaso entiende usted lo que está leyendo? ¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él.32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: «Como oveja, fue llevado al matadero; y como cordero que enmudece ante su trasquilador, ni siquiera abrió su boca. Lo humillaron y no le hicieron justicia. ¿Quién describirá su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.»
—Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe. Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas *nuevas acerca de Jesús.36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: —Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? Entonces mandó parar el carro, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó.
Podemos observar en este relato que Felipe además de obedecer tuvo la sabiduría y el discernimiento para acercarse y comprender lo que Dios quería hacer con El etíope eunuco. Dios había coordinado las mejores circunstancias para que éste recibiera el mensaje, ya que el Espíritu Santo lo había preparado todo, este hombre había estado adorando en Jerusalén y tenía hambre de la Palabra, por eso venía leyendo las escrituras.
Al igual que Felipe, debemos identificar el momento y la circunstancia precisa para hablar de Cristo, Dios coordina momentos y da oportunidades donde menos imaginamos. Es por ello, que debemos pedir discernimiento, sabiduría y prudencia para identificar el momento adecuado, Felipe tal vez pudo pensar que este hombre poderoso no lo iba a escuchar, pero Dios le dio la oportunidad precisa.
Tomemos el ejemplo de Felipe, siendo sensibles a la voz del Espíritu Santo, Dios es tan bueno y nos ama tanto que nos ha escogido a pesar de nuestros errores e imperfecciones para llevar su mensaje.
Dios quiere usarnos, para eso nos prepara y nos da las oportunidades para predicar su Palabra; además, coordina todas las circunstancias para que estemos en el lugar preciso, en el momento correcto y con la persona indicada.
3. UN MISIONERO CONFIA QUE DIOS RESPALDA LA PROCLAMACIÓN DE SU EVANGELIO CON SEÑALES MILAGROSAS
HECHOS 8: 39-40: Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando el *evangelio en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.
Cuando nos mantenemos llenos del Espíritu Santo y dispuestos a dejarnos a guiar por Él, Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de nuestras vidas y además del milagro de la salvación pueden ocurrir señales sobrenaturales que impulsarán a algunas personas a acercarse a Jesús y ser rescatadas de las tinieblas.
Felipe estaba tan lleno del Espíritu Santo, que fue transportado de manera sobrenatural para que siguiera proclamando el Evangelio en otros lugares que necesitaban el mensaje. Por eso, nuestra única preocupación debe ser predicar a Cristo, anhelar servirle, confiando que Dios se encargará de todo lo demás y nos seguirá usando como instrumentos de bendición e influencia sobre muchos.
Hay mucha necesidad de Dios en el mundo, donde menos nos imaginamos hay personas ansiosas de recibir un mensaje de aliento, aunque aparentemente no lo demuestren. A veces nos llenamos de prejuicios hacia ciertas personas, en ocasiones somos muy tímidos para hablar del evangelio, pero a través del ejemplo de Felipe podemos aprender que debemos confiar en el Señor y esperar el momento preciso, sin dudar.
Nunca sabremos donde está esa persona que está siendo tocada por el Espíritu Santo para recibir a Cristo; por ello debemos incansablemente seguir en la tarea de llevar el Evangelio. Dios obrará por medio de su espíritu y las almas vendrán al conocimiento de la Verdad. ¿Se imagina que pudo haber pasado si Felipe hubiera tenido prejuicios con el etíope y no se hubiera arriesgado a acercarse?
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ROMANOS 10:14-15: 14 Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?15 ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: «¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae[f] buenas *nuevas!»
El poder del Espíritu Santo que impulsó a Felipe y a los primeros discípulos de Jesús para alcanzar al mundo está en nosotros. Cuán glorioso privilegio tenemos, que nosotros podemos difundir el mensaje del evangelio, alcanzar a los perdidos y apresurar la venida de nuestro Señor. Mateo 24:14 (NVI): 14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Hoy día es común ver personas desesperadas, desorientadas buscando una palabra de aliento, una oración, ayuda para sus necesidades y nosotros a veces somos tan indiferentes y pasivos ante las necesidades de los demás.
En ocasiones tenemos a nuestro lado personas tan necesitadas, pero no nos damos cuenta porque sólo pensamos en nuestras propias necesidades, pero cuando nos sintonizamos con el Espíritu Santo, sentimos compasión por las almas perdidas, dejamos de pensar en nosotros y nos preocupamos por los miles de almas que andan por el mundo pérdidas, con la necesidad de un Salvador que nosotros podemos presentarle. MATEO 9:37 “La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros”,
REFLEXIONE:
¿Cree Usted que ha recibido poder para testificar donde el Señor lo ha puesto y dónde Dios lo quiera llevar?
¿Está Usted escuchando la voz del Espíritu Santo y dispuesto a cumplir su responsabilidad de llevar el mensaje del evangelio?