Movilizacion misionera, LA PROBLEMÁTICA MISIONERA EN LA IGLESIA LOCAL
La problemática de Misiones, mínima, básica y fundamental en lo que tiene que ver con la iglesia local, no es muy compleja ni difícil de entender. La porción bíblica que sigue a continuación ofrece un cuadro, una definición y una síntesis casi perfecta:
“. . . Al ver las MULTITUDES, tuvo compasión
de ellas . . . Entonces dijo a sus discípulos . . .
Rogad al Señor de la mies que envíe OBREROS
. . . Llamando a sus doce discípulos les dio auto-
ridad . . . A estos doce ENVIÓ Jesús . . . El obre-
ro es digno de su ALIMENTO (salario – Lucas 10. 7)
(Mateo 9. 36 – 10.10).
Lea de nuevo las palabras destacadas en mayúsculas. ¿Cuáles son los elementos que se observan en este cuadro de la realidad misionera del tiempo de Cristo, y que siguen estando presentes en nuestro día?
+ La existencia de MULTITUDES, hambrientas de amor, compasión,
atención, ayuda, e ignorantes de la salvación . . .
+ La necesidad de OBREROS suficientes para suplir las necesidades
de miles de pueblos y etnias inalcanzadas . . .
+ Alguien . . . iglesias, agencias, instituciones, que bajo la dirección
divina puedan capacitar y ENVIAR a los misioneros a cumplir su
misión . . .
+ La provisión de los RECURSOS que los obreros enviados necesitan
para vivir y servir en los campos misioneros . . .
Actualmente, habiéndose concluído los que sin duda han sido los dos siglos en que más se ha intensificado el accionar misionero, este esquema de necesidad permanece intacto y sin modificaciones. Dondequiera que vamos promocionando misiones, ya sea en iglesias locales, concentraciones, congresos, etc. estos cuatro rubros aparecen permanentes e inalterables.
Precisamos una nueva aplicación del “colirio celestial” para ver las multitudes tal como Jesús las ve. Es urgente la convocación de miles de obreros. Es preciso que las iglesias asuman y cumplan la función de formar y enviar hombres y mujeres capacitados a los campos blancos. Es mas que necesario descubrir, señalar y reconocer dónde están los abundantes recursos provistos por Dios, destinados para sostener con dignidad y seriedad a los que van a completar la evangelización mundial.
Seguramente hay otros aspectos que se deben afrontar, pero los que acabamos de citar son el A, B, y C de la empresa. Afectan dinámicamente a las iglesias, a cada creyente individual, a los misioneros, y por sobre todo a los miles de seres humanos que perecerán si no les damos a conocer la verdad del evangelio que nos ha sido confiada.
Está al alcance de nosotros como pueblo de Dios encarar y modificar estos cuatro elementos que acabamos de nombrar, y si muchas iglesias lo hacen, un cambio notorio se producirá, y no estaremos haciendo otra cosa que obedeciendo las órdenes de Aquel que nos dijo:
“Id . . . haced discípulos . . . ENSEÑÁNDOLES QUE GUARDEN TODAS LAS COSAS QUE OS HE MANDADO”.
En los próximos capítulos nos proponemos pensar juntos sobre estos cuatro temas que consideramos son claves para el cumplimiento de nuestra misión.
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