COMO HACER LA OBRA MISIONERA

Mateo 9:35-38 (NVI) 35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. 36 Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—38 Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo».

Hacer la obra misionera es predicar las buenas nuevas de salvación dónde quiera que nos encontremos, no es una tarea fácil, implica sacrificios y renunciar a muchas cosas, pero brinda una gran satisfacción: saber que estamos haciendo lo que DIOS nos ha mandado a hacer.

1. HACER LA OBRA MISIONERA IMPLICA ANUNCIAR LAS BUENAS NUEVAS POR TODOS LADOS

Hoy día tenemos muchas oportunidades de mostrar el amor de Dios, estamos viviendo en una época llena de filosofías y pensamientos humanistas, que alejan a las personas del Señor, por lo que debemos aprovechar cualquier ocasión para enseñar la verdad de Su Palabra.

Por dónde quiera vayamos siempre encontraremos personas necesitadas, enfermas del alma o del cuerpo, confundidas y angustiadas, que lo único que puede ayudarles es conocer el mensaje del evangelio, saber que Jesús murió en una cruz para llevar todas nuestras enfermedades y dolencias

ISAIAS 53: Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. 5 Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. 6 Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.

El gran reto para nosotros es encontrar las oportunidades precisas para compartir este mensaje, estar alertas para identificar las necesidades de aquellos que no han tenido un encuentro con Nuestro Señor y presentarles al Salvador de sus almas.

2. HACER LA OBRA MISIONERA DEBE MOVERNOS A COMPASIÓN POR LAS OVEJAS DESAMPARADAS

Nuestra actitud ante tantas necesidades debe ser la de Jesús, así como EL recorría las aldeas y pueblos, sin importarle caminar largas distancias, cansarse, exponerse a las inclemencias del clima, correr peligros y otras cosas que no imaginamos, por el amor y la compasión hacia sus hijos, a nosotros también debe dolernos ver como miles de personas se van a una eternidad sin Jesús.

Nuestra motivación debe ser la misma de Jesús, debemos pedir a Dios que nos ayude a ser compasivos, que saque todo aquello que nos hace indiferentes y nos impide ser misericordiosos con los que no le conocen.

En Mateo 9:36, Jesús compara las multitudes como ovejas que no tienen pastor. EL hace esta comparación porque las ovejas son animales vulnerables, frágiles, indefensos y totalmente dependientes de su pastor.

Las ovejas no tienen la capacidad de encontrar buenos pastos por sí mismas. Deben ser guiadas por su pastor al lugar correcto, su tendencia natural es comer siempre en el mismo lugar, o en pequeños círculos, de manera que no son bien alimentadas y pueden desnutrirse.

Una oveja sin pastor no se puede proteger de los depredadores, es totalmente vulnerable a los lobos y otros animales que amenazan con hacerle daño; por lo que, cuando se ve sola, tiembla de miedo y corre a su redil. La sola presencia del pastor llega a ser suficiente para disuadir los ataques de los enemigos de su rebaño.

Una oveja sin pastor puede perderse en el camino de regreso a su redil, ya que no tiene la capacidad de orientarse en los valles. Es por eso, que debe ser guiada por el pastor, ellas distinguen su voz y le siguen.

La iglesia de Jesucristo tiene la tarea de rescatar esas ovejas que se encuentran perdidas de la casa de su Padre.

Para eso debemos salir de las cuatro paredes, dejar nuestra comodidad e ir adónde están esas personas agobiadas, confundidas, ansiosas, preocupadas, atrapadas, sin ganas de vivir, sin sentido y pérdidas sin Dios.

JUAN 10: 14-16: 4 »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. 16 Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Nuestra tarea como misioneros, es traer las ovejas perdidas, de regreso al Padre, liberarlas de las garras del enemigo y conducirlas al redil del Buen Pastor, para que puedan ser bien alimentadas, sanadas, restauradas y encuentren la paz y tranquilidad que necesitan.

3. HACER LA OBRA MISIONERA DEBE IMPULSARNOS A ORAR PARA QUE DIOS ENVÍE OBREROS

En este mundo tan convulsionado por la maldad y el pecado hay mucha necesidad del Salvador, cuando miramos a nuestro alrededor sólo vemos caos, personas que no se satisfacen con nada, solitarias, deprimidas, que buscan la felicidad en placeres y vicios banales.

El mundo necesita a gritos a Jesús, pero los obreros que deben ir al campo están ocupados y entretenidos con otros asuntos, dedicados a hacer cosas que el Señor de la Obra no los ha mandado a hacer.

Es por ello, que la iglesia necesita enfocarse en hacer la obra misionera, orando, ofrendando para sostener a los que la hacen o yendo a hacer la tarea.

Una de las formas más fáciles de contribuir a la obra misionera y que todos debemos hacer es orar, fue el mismo Jesús quien nos los ordenó.

La oración puede tocar el corazón de sus hijos para que se muevan de su confort y vayan por esas ovejas perdidas.

Cuando oramos para que Dios envíe obreros a recoger la cosecha, estamos contribuyendo para que El Señor remueva cualquier obstáculo que se levante en contra de los que quieren hacer la tarea.

La iglesia primitiva lo hacía, vemos un ejemplo de ello en HECHOS 13:2-3: Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».3 Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.

Debemos orar constantemente como lo hicieron ellos. Mientras oramos el Espíritu Santo está buscando hombres y mujeres dispuestos.

A través de nuestra oración, Dios está poniendo en sus corazones el deseo urgente de ser usados por EL para extender su Reino. Les está tocando y apartando para su servicio.

REFLEXIONE:

¿Está dispuesto a hacer la obra misionera?

¿Siente compasión por las almas que se pierden sin conocer al Señor?

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