EL CARÁCTER DEL MISIONERO

“CARÁCTER” Es la suma de las cualidades y defectos morales integrados en la personalidad, es la “marca” personal de un ser humano.

Es la “señal” que lo distingue de los otros y por la cual el individuo define su estilo, su manera de ser, de sentir y de reaccionar.

Teniendo en cuenta que el campo misionero está lleno de nuevos desafíos, dificultades y situaciones que van a probar la fidelidad del que ha sido llamado, es importante que antes de salir al campo se haya desarrollado un carácter que se mantenga firme ante las adversidades y pueda sobreponerse a cualquier dificultad.

Es por ello, que si esperamos que Dios nos use en el campo misionero que ha designado para nosotros, debemos fortalecer nuestro carácter a través del desarrollo de algunos aspectos, entre los que se encuentran:

1. DEPENDENCIA ABSOLUTA DE DIOS

Es importante que aprendamos a depender de Dios y no de nuestros propios recursos, porque de no ser así, cuando lleguen las dificultades y la escasez vamos a retroceder.

La mayoría de las personas cuando enfrentan dificultades en la vida, tratan de resolverlo tomando en cuenta sus propios recursos, sin tener en cuenta a Dios.

Esto es lo que Jesucristo quiso enseñarnos con su ejemplo en su paso por la tierra, su dependencia absoluta de Dios fue tan perfecta, que jamás hizo nada sin consultarlo primero con el Padre.

Jesucristo dependía completamente de Dios, consultaba al Padre en todo lo que hacía, ayunaba, oraba y estudiaba la Palabra y eso era lo que lo mantenía firme ante las tentaciones.

Este proceso de aprender a depender de Dios puede ser doloroso, pues Él necesita tratar con nuestra autosuficiencia, nuestro orgullo, opiniones e intereses particulares, sabiduría natural, métodos humanos y religiosidad, entre otros.

Juan 15:5: 5 »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

2. DISPOSICIÓN PARA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS

En el campo misionero se van a presentar situaciones en las que debemos decidir qué hacer, entre lo que es aparentemente conveniente para nosotros o lo que es correcto ante Dios.

Habrá ocasiones en que decidir hacer la voluntad de Dios respecto a un asunto especifico puede variar según ciertas circunstancias (tiempo, personas, lugares), pero que a pesar de lo que implique, la mejor decisión que podemos tomar es hacer la voluntad de Dios y seguir sus planes porque serán mejores que los nuestros.

Debemos estar dispuestos a que Dios cambie nuestros planes, sin importar que no se ajuste a nuestros deseos.

Mateo 26:39 (NVI): 39,42 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.[a] Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú». 42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo,[e] hágase tu voluntad».

3. DECISIÓN DE MORIR A SI MISMO

El trabajo misionero implica renuncia y sacrificios, se trata de sepultar completamente nuestros intereses particulares para velar únicamente por los intereses de Cristo, que en este caso es “Que todos los hombres se salven”.

Esta decisión cobra fuerza cuando el misionero debe encarnarse en otra cultura, entender sus costumbres, valores y comportamientos para encontrar estrategias que le permitan presentar el Evangelio de Cristo desde la cosmovisión de la cultura donde se encuentra.

El desafío es no tratar de cambiar su cultura, ni sus costumbres, sino presentar a Cristo como la solución para sus necesidades, de la forma en la que ellos lo puedan entender, sin perder nuestros propios principios.

1 Corintios 9:20-22 (NVI): 20 Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a estos. 21 Entre los que no tienen la ley me volví como los que están sin ley (aunque no estoy libre de la ley de Dios, sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin ley. 22 Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles.

REFLEXIONA:

¿Estás dispuesto a hacer la voluntad de DIOS de predicar el evangelio hasta lo último de la tierra y depender totalmente de EL, así esto implique morir a tus propios intereses?

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LA LABOR MISIONERA

1 Tesalonicenses 2:9-12 (NVI): 9 Recordarán, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas para proclamarles el evangelio de Dios, y cómo trabajamos día y noche para no serles una carga.10 Dios y ustedes me son testigos de que nos comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable. 11 Saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos. 12 Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria.

Cuando aceptamos el llamado misionero, nuestro deber es presentar al Señor Jesucristo como el único medio de salvación para la humanidad.

Presentar el Evangelio a toda criatura debe ser nuestra prioridad, sin importar el precio que haya que pagar, la oposición o cualquier otra cosa que se quiera levantar en nuestra contra.

Teniendo en mente la labor misionera del Apóstol Pablo vamos a analizar algunos aspectos relacionados.

1. LA LABOR MISIONERA IMPLICA TRABAJAR DURO

La predicación del Evangelio de Jesucristo no es una tarea fácil, es una labor que requiere sacrificios, esfuerzos, cansancio y muchas veces incomprensión.

La labor misionera implica “trabajar hasta el cansancio”, “agonizar en una lucha”. Trabajamos hasta el cansancio y el agotamiento, porque nuestros objetivos son eternos, está en juego la eternidad de muchas vidas.

J. Oswald Sanders escribe que si un hombre “no está dispuesto a pagar el precio de la fatiga por su liderazgo, siempre será mediocre”.

El cansancio, la soledad, la lucha, levantarse temprano, quedarse despierto hasta tarde y renunciar a los placeres acompañan a la excelencia en cualquier servicio.

El Apóstol Pablo habla en sus cartas de las muchas veces que soportó el cansancio, el sufrimiento, el dolor, la agonía, peligros de muerte e incluso el naufragio.

Podemos entender como soportó todos esos peligros porque tenía la eternidad en la mira, él sabía que el destino de miles de almas estaba en juego.

2 Corintios 11:24-27 (RVR1960). 24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

2. LA LABOR MISIONERA DEMANDA UNA CONDUCTA INTACHABLE

Como representantes de Jesucristo debemos mostrar un testimonio que conduzca a otras personas a los pies del Señor. Debemos desarrollar un carácter maduro, ya que, este determina nuestra conducta.

Como hijo de Dios, tenemos el modelo del carácter maduro a seguir: el de Jesucristo, quien supo enfrentar cada situación de la vida de una forma madura y sabia.

En el campo misionero enfrentaremos diversas presiones que harán aflorar nuestro carácter. Por eso es muy importante que podamos desarrollarlo con la ayuda del Espíritu Santo en comunión y dependencia constantes.

También es importante el estudio consistente de la Palabra de Dios, que nos ayudará a crecer y madurar en Dios, “el cristiano que no crece se estanca”.

Es importante mantener una conducta intachable, ya que cuando vayamos a realizar la labor misionera que Dios nos ha encomendado, no todo será color de rosa, por lo que es importante estar preparado para que nuestro carácter al ser probado, pueda ser hallado aprobado.

1 Pedro 2 (NVI) 11 Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo que se aparten de los deseos pecaminosos[e] que combaten contra la vida. 12 Mantengan entre los incrédulos[f] una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación

3. LA LABOR MISIONERA NOS CONVIERTE EN PADRES ESPIRITUALES

En nuestra labor misionera debemos proclamar a Jesucristo como Salvador, mostrándole al mundo que sólo Jesús suple las necesidades espirituales del ser humano, sana cualquier dolencia física, llena las necesidades emocionales de todo el que lo recibe, brinda esperanza y gozo a todo aquel que pone su confianza en EL.

Mediante nuestra labor misionera nos convertimos en padres espirituales de los nuevos convertidos, para los cuales debemos ser un ejemplo de carácter y de principios, pero teniendo cuidado de no convertirlos en seguidores nuestros, sino en discípulos de Jesús

Nuestro mayor esfuerzo y sacrificio se debe enfocar, para que aquellos a quienes el Señor nos permita edificar, sean cimentados en la Palabra de Dios y aprendan a tener su propio caminar con Dios y no dependan de nosotros.

Como padres espirituales tenemos la responsabilidad de nutrirlos con la Palabra de Dios, acudir en su ayuda en momentos de necesidad o angustia, estar disponibles para brindar un consejo adecuado y de acuerdo a la Palabra de Dios.

También debemos interceder por ellos, entrenarlos para servir a Dios y desarrollar un proceso de perfeccionamiento de su carácter, lo cual implica exhortarlos y confrontarlos con amor.

1 Corintios 4:14-21 (NVI): 14 No les escribo esto para avergonzarlos, sino para amonestarlos, como a hijos míos amados. 15 De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo, padres sí que no tienen muchos, porque mediante el evangelio yo fui el padre que los engendró en Cristo Jesús. 16 Por tanto, les ruego que sigan mi ejemplo. 17 Con este propósito les envié a Timoteo, mi amado y fiel hijo en el Señor. Él les recordará mi manera de comportarme en Cristo Jesús, como enseño por todas partes y en todas las iglesias.

REFLEXIONA:

• ¿Estás dispuesto a trabajar duro para la proclamación del Evangelio de Salvación?
• ¿Estás permitiendo que DIOS forje tu carácter y seas un obrero probado y aprobado?
• ¿Estás preparado para afrontar el rol de un padre espiritual?

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LA PREDICACIÓN MISIONERA

Romanos 10.14: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

¿Por qué deberían algunos escuchar el evangelio dos veces, cuando millones de personas no lo han escuchado ni una sola vez? (Oswald J. Smith)

1. LA PREDICACIÓN MISIONERA BRINDA LA OPORTUNIDAD DE CONOCER A JESÚS

A través de la predicación misionera se brinda a las personas la oportunidad de conocer el mensaje de salvación en Cristo.

En la vida diaria, normalmente las personas tienen muchas oportunidades de tomar decisiones en diversas áreas, pero hay una oportunidad que es la más importante de todas: la salvación de su alma. Tomar esta decisión puede afectar su destino eterno.

También cabe recordar que a través de la proclamación de la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios da la oportunidad para que vidas sean cambiadas, para que corazones sean renovados y para que haya experiencias de transformación que trascienden a la familia, la sociedad y a toda la humanidad.

Hechos 4:12: Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

2. LA PREDICACIÓN MISIONERA OFRECE LA OPORTUNIDAD DE CREER EN CRISTO

Cuando predicamos a Cristo, ofrecemos la oportunidad de que las personas que crean en EL entren en una nueva relación con Dios y pasen a formar parte de la familia de Dios. El apóstol Juan lo explica en:

JUAN 1:12: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Esta verdad da nuevo sentido a las vidas de quienes creen en Jesús, ya que, además de haber recibido perdón de pecados y liberación de la condenación eterna, ahora tienen un Padre en los cielos y un Hermano Mayor que intercede por ellos.

Aquel que recibe a Cristo, ha pasado de muerte a vida, no cualquier vida, es una vida abundante aquí en la tierra y una vida nueva por la eternidad.

JUAN 5:24 Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

3. LA PREDICACIÓN MISIONERA EVIDENCIA LA IMPORTANCIA DE ENVIAR MENSAJEROS

La iglesia de Jesucristo es responsable de traer vida a los que se encuentran muertos espiritualmente, debemos entender que el enemigo de nuestras almas se opone a que las personas reciban el mensaje del Evangelio, cegando sus mentes para que no vean la luz de DIOS

2 Corintios 4:4 (NVI)4 El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Cuando entendemos que también es el enemigo quien infunde temor a los mensajeros de Dios, cobramos ánimo y valor para llevar el mensaje, recordando que no estamos solos en esta tarea, Jesús nos ha comisionado y ha prometido ir con nosotros, abriendo caminos en los corazones y las mentes de quienes están preparados para recibirle.

Mateo 28:18-20 (NVI): 18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

Dios nos ha dado a Sus hijos, el privilegio y la responsabilidad de llevar esperanza a los perdidos de este mundo. En el nombre de Cristo podemos decirle a un pecador que se arrepienta y se vuelva a Dios para siempre. ¡Qué gozo es ver pasar a las personas de muerte a vida!

2 Corintios 5:20 (NVI): 20 Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios”.

Jhon Stott, resume Romanos 10:14 expresando cada punto negativamente, y cada punto dependiente del siguiente.

De este modo, a menos que alguna gente fuese comisionada para la tarea, no habría predicadores evangélicos; a menos que el evangelio sea predicado, los pecadores no oirán ni el mensaje ni la voz de Jesucristo; a menos que ellos le oigan, ellos no creerán la verdad de su muerte y resurrección; a menos que ellos crean estas verdades, ellos no le invocarán; y a menos que ellos invoquen su nombre, ellos no serán salvos.

REFLEXIONA:

¿Estás dispuesto a ser enviado como un embajador de Cristo que reconcilia a la gente con Dios?

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EL LLAMADO A LA OBRA MISIONERA

1 Corintios 9:16-17 (NVI) 16 Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! 17 En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero, si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado.

La obra misionera no es algo nuevo, comenzó con Jesús, cuando vino del cielo a la tierra a traer salvación. Hoy día es más latente la necesidad del Salvador, el mundo está en gran necesidad, hoy miles de personas se van a una eternidad sin Jesús. ¡Es urgente responder al llamado misionero!.

1. EL LLAMADO A LA OBRA MISIONERA ES UN PRIVILEGIO

El llamado al ministerio misionero es un gran privilegio, no una carga o algo que debamos hacer a cambio de algún beneficio personal. Por ello el apóstol Pablo se expresaba de esta manera, el dice que preferiría morir si no tuviera el privilegio de hablar del Señor.

El misionero cristiano debe tener una actitud de humildad, para reconocer que es por la gracia de Dios que ha sido elegido para llevar el mensaje, por lo que debe estar siempre en disposición de aprender y depender del Señor para hacer su tarea.

Así como el llamado misionero es un privilegio, también es una responsabilidad, que implica riesgos, renuncias y esfuerzo. No es fácil dejar lo conocido por lo desconocido, pero de eso se trata, ir a lugares dónde Cristo no ha sido predicado.

Romanos 15:20-21: “Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán.”

Debemos responder en obediencia y confianza en que si Dios nos llama no es por lo que somos, sino por lo que hará a través de nosotros.

En ese sentido, el Apóstol Pablo también afirma algo tremendo: “por la gracia de Dios, soy lo que soy”. Es decir, ante este gran privilegio sólo podemos dar gracias a Dios por su favor de hacernos participes de su misión, a pesar de nuestras debilidades.

1 Corintios 15: 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.

El llamado misionero no es trivial, no es una invitación para ir de turistas a conocer otros países y culturas; es una invitación de parte de Dios para que nos unamos a recoger la gran cosecha de almas que Él tiene listas, en esos lugares donde nunca imaginamos que EL pudiera llevarnos.

2. EL LLAMADO A LA OBRA MISIONERA ES UNA COMISIÓN RECIBIDA DE CRISTO

Para quienes han sido llamados a realizar la obra misionera, el llamado no es una opción, es una obligación, un mandato recibido directamente de nuestro Señor Jesucristo.

Quienes han sido llamados por Cristo deben responder al llamado sin orgullo, ni vanagloria, sin creerse superiores a otros, siendo conscientes de sus propias imperfecciones.

La motivación del que ha sido llamado por Dios para ejecutar la comisión designada, debe ser exaltar el nombre de Cristo, glorificar a Dios. Todo lo que DIOS hace en la salvación de los seres humanos es para la alabanza de su gloria.

Filipenses 2:10-11 (NVI)10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre..

El discípulo de Cristo llamado a la obra misionera debe predicar el evangelio con pasión y vehemencia:

“Proclamar con lengua de trompeta y celo encendido las inescrutables riquezas de Cristo Jesús, para que los hombres puedan oír, y entendiendo, puedan volverse a Dios con todo su corazón. “(Charles Spurgeon)

REFLEXIONA

¿Estás dispuesto a responder al llamado de Dios de ir a llevar su mensaje?

¿Te duelen las miles de almas que se pierden sin conocer a Jesús?

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COMO HACER LA OBRA MISIONERA

Mateo 9:35-38 (NVI) 35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. 36 Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—38 Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo».

Hacer la obra misionera es predicar las buenas nuevas de salvación dónde quiera que nos encontremos, no es una tarea fácil, implica sacrificios y renunciar a muchas cosas, pero brinda una gran satisfacción: saber que estamos haciendo lo que DIOS nos ha mandado a hacer.

1. HACER LA OBRA MISIONERA IMPLICA ANUNCIAR LAS BUENAS NUEVAS POR TODOS LADOS

Hoy día tenemos muchas oportunidades de mostrar el amor de Dios, estamos viviendo en una época llena de filosofías y pensamientos humanistas, que alejan a las personas del Señor, por lo que debemos aprovechar cualquier ocasión para enseñar la verdad de Su Palabra.

Por dónde quiera vayamos siempre encontraremos personas necesitadas, enfermas del alma o del cuerpo, confundidas y angustiadas, que lo único que puede ayudarles es conocer el mensaje del evangelio, saber que Jesús murió en una cruz para llevar todas nuestras enfermedades y dolencias

ISAIAS 53: Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. 5 Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. 6 Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.

El gran reto para nosotros es encontrar las oportunidades precisas para compartir este mensaje, estar alertas para identificar las necesidades de aquellos que no han tenido un encuentro con Nuestro Señor y presentarles al Salvador de sus almas.

2. HACER LA OBRA MISIONERA DEBE MOVERNOS A COMPASIÓN POR LAS OVEJAS DESAMPARADAS

Nuestra actitud ante tantas necesidades debe ser la de Jesús, así como EL recorría las aldeas y pueblos, sin importarle caminar largas distancias, cansarse, exponerse a las inclemencias del clima, correr peligros y otras cosas que no imaginamos, por el amor y la compasión hacia sus hijos, a nosotros también debe dolernos ver como miles de personas se van a una eternidad sin Jesús.

Nuestra motivación debe ser la misma de Jesús, debemos pedir a Dios que nos ayude a ser compasivos, que saque todo aquello que nos hace indiferentes y nos impide ser misericordiosos con los que no le conocen.

En Mateo 9:36, Jesús compara las multitudes como ovejas que no tienen pastor. EL hace esta comparación porque las ovejas son animales vulnerables, frágiles, indefensos y totalmente dependientes de su pastor.

Las ovejas no tienen la capacidad de encontrar buenos pastos por sí mismas. Deben ser guiadas por su pastor al lugar correcto, su tendencia natural es comer siempre en el mismo lugar, o en pequeños círculos, de manera que no son bien alimentadas y pueden desnutrirse.

Una oveja sin pastor no se puede proteger de los depredadores, es totalmente vulnerable a los lobos y otros animales que amenazan con hacerle daño; por lo que, cuando se ve sola, tiembla de miedo y corre a su redil. La sola presencia del pastor llega a ser suficiente para disuadir los ataques de los enemigos de su rebaño.

Una oveja sin pastor puede perderse en el camino de regreso a su redil, ya que no tiene la capacidad de orientarse en los valles. Es por eso, que debe ser guiada por el pastor, ellas distinguen su voz y le siguen.

La iglesia de Jesucristo tiene la tarea de rescatar esas ovejas que se encuentran perdidas de la casa de su Padre.

Para eso debemos salir de las cuatro paredes, dejar nuestra comodidad e ir adónde están esas personas agobiadas, confundidas, ansiosas, preocupadas, atrapadas, sin ganas de vivir, sin sentido y pérdidas sin Dios.

JUAN 10: 14-16: 4 »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. 16 Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Nuestra tarea como misioneros, es traer las ovejas perdidas, de regreso al Padre, liberarlas de las garras del enemigo y conducirlas al redil del Buen Pastor, para que puedan ser bien alimentadas, sanadas, restauradas y encuentren la paz y tranquilidad que necesitan.

3. HACER LA OBRA MISIONERA DEBE IMPULSARNOS A ORAR PARA QUE DIOS ENVÍE OBREROS

En este mundo tan convulsionado por la maldad y el pecado hay mucha necesidad del Salvador, cuando miramos a nuestro alrededor sólo vemos caos, personas que no se satisfacen con nada, solitarias, deprimidas, que buscan la felicidad en placeres y vicios banales.

El mundo necesita a gritos a Jesús, pero los obreros que deben ir al campo están ocupados y entretenidos con otros asuntos, dedicados a hacer cosas que el Señor de la Obra no los ha mandado a hacer.

Es por ello, que la iglesia necesita enfocarse en hacer la obra misionera, orando, ofrendando para sostener a los que la hacen o yendo a hacer la tarea.

Una de las formas más fáciles de contribuir a la obra misionera y que todos debemos hacer es orar, fue el mismo Jesús quien nos los ordenó.

La oración puede tocar el corazón de sus hijos para que se muevan de su confort y vayan por esas ovejas perdidas.

Cuando oramos para que Dios envíe obreros a recoger la cosecha, estamos contribuyendo para que El Señor remueva cualquier obstáculo que se levante en contra de los que quieren hacer la tarea.

La iglesia primitiva lo hacía, vemos un ejemplo de ello en HECHOS 13:2-3: Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».3 Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.

Debemos orar constantemente como lo hicieron ellos. Mientras oramos el Espíritu Santo está buscando hombres y mujeres dispuestos.

A través de nuestra oración, Dios está poniendo en sus corazones el deseo urgente de ser usados por EL para extender su Reino. Les está tocando y apartando para su servicio.

REFLEXIONE:

¿Está dispuesto a hacer la obra misionera?

¿Siente compasión por las almas que se pierden sin conocer al Señor?

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LA OBRA MISIONERA DEL APÓSTOL PABLO

1 Corintios 2:1-5 (NVI): 2 Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. 2 me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado. 3 es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. 4 no les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes, sino con demostración del poder del Espíritu, 5 para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.

El Apóstol Pablo es considerado el más grande predicador del primer siglo, después del Señor Jesús, escribió más de la mitad del Nuevo Testamento y llegó a lugares más lejanos, que cualquier otro discípulo de su época predicando el Evangelio del Reino.

¿Pero qué fue lo que hizo el Apóstol Pablo para lograr tanta influencia? Hay algunos aspectos de su obra misionera que es importante destacar, si queremos hacer una obra efectiva:

1. LA OBRA MISIONERA DEL APÓSTOL PABLO ESTUVO CENTRADA EN JESÚS

El éxito de la obra misionera es concentrarnos en Jesús. Al igual que el Apóstol Pablo, no podemos anunciar el Evangelio confiados en nuestra propia sabiduría ni elocuencia, debemos enfocar nuestro mensaje en la Obra que hizo Jesucristo en la cruz del calvario.

De ninguna manera, esto quiere decir que no debemos estar preparados. Lo que significa es que nuestra intención no debe ser buscar la admiración de las personas por la elocuencia y sabiduría de nuestras palabras, sino porque lo que estamos hablando les conduce a tener una relación personal con Jesucristo.

El mismo Señor Jesús lo expresó así en:

Juan 7:18 (NVI) 18 El que habla por cuenta propia busca su vanagloria; en cambio, el que busca glorificar al que lo envió es una persona íntegra y sin doblez.

Al igual que el Apóstol Pablo, cuando tenemos la oportunidad de hacer la obra misionera, cada enseñanza debe estar centrada en la obra de Cristo, su propósito debe ser llevar a los oyentes a contemplar la gloria de Cristo, independientemente del tema que se esté tratando (matrimonio, familia, finanzas, ministerio, liderazgo, etc.)

2. LA OBRA MISIONERA DEL APÓSTOL PABLO FUE GUIADA POR EL ESPÍRITU SANTO

Como misioneros cristianos, debemos tener presente que el mensaje que llevamos, sólo va a dar fruto si somos guiados por el Espíritu Santo.

Debemos ser conscientes que no es en nuestras fuerzas que las personas van a aceptar el mensaje de salvación. Tenemos que recordar siempre que quien convence de pecado, de justicia y de juicio es el Espíritu Santo. Y por eso, no podemos ir a hacer la obra sin su dirección.

Zacarías 4:6 (NVI): 6 Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu” —dice el Señor Todopoderoso

El Apóstol Pablo conocía esta gran verdad y siempre procuró hacer la obra impulsado por el Espíritu Santo, el gran Apóstol iba dónde EL Espíritu lo guiaba, sin importar lo que pudiera sucederle.

Lo único que le daba sentido a su vida, era predicar el mensaje de Salvación en Cristo, llevar a cabo la obra que se le había encomendado y para la cual había sido elegido.

HECHOS 20:22» Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado[a] por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera. 23 lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos. 24 sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

3. LA OBRA MISIONERA DEL APÓSTOL PABLO EVIDENCIÓ EL GRAN PODER DE DIOS

Durante su ministerio el Apóstol Pablo, siempre dependió del gran poder de Dios, él estaba convencido de que “el poder que actúa en nosotros es el mismo que resucitó a Jesús de los muertos” y que es el único que puede traer la salvación al mundo perdido.

Romanos 1:16 (NVI): 16 A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos, primeramente, pero también de los gentiles.

Pablo también reconocía que el poder de Dios es dado por Su gracia; sin importar cuán débiles e imperfectos nos sintamos. No cabe duda que el apóstol Pablo trabajó en el poder de Dios solamente, eso lo evidencia la gran obra misionera que hizo.

Pero esto no lo logró por sí mismo, lo logró porque dependió de Dios. En una ocasión El Señor le dijo:

2 Corintios 12:9 (NVI)9 pero ÉL me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad».

A lo que Pablo añadió: “Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Corintios 12:10).

Entender como Pablo que nuestra fortaleza viene de Dios, nos ayuda a ser más efectivos en la obra misionera. Al estudiar la vida de este apóstol, podemos ver como Dios se glorificó grandemente a través de su trabajo, respaldando su ministerio y la predicación de su mensaje con señales y prodigios.

ROMANOS 15:17 Por tanto, mi servicio a Dios es para mí motivo de orgullo en Cristo Jesús. 18 No me atreveré a hablar de nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para que los gentiles lleguen a obedecer a Dios. Lo ha hecho con palabras y obras, 19 mediante poderosas señales y milagros, por el poder del Espíritu de Dios. Así que, habiendo comenzado en Jerusalén, he completado la proclamación del evangelio de Cristo por todas partes, hasta la región de Iliria.

Esta porción de la Palabra nos ayuda a comprender que debemos ser humildes en nuestro servicio a Dios, que nuestro único orgullo es sabernos usados por El Salvador para hablar de lo que EL hizo y esperar su respaldo con señales y milagros.

El ministerio del Apóstol Pablo nos motiva a tener nuestra confianza en que Dios usará nuestros pobres esfuerzos, para manifestar su gloria y que Dios es el indispensable y decisivo obrador en todo nuestro trabajo.

Como dijera el Dr. Miguel Nuñez:

“Hechos es un libro asombroso sobre la extraordinaria historia de una iglesia sencilla capacitada por un Dios soberano con una Palabra omnipotente. Al ver lo que la predicación de la Palabra de Dios fue capaz de hacer en estas antiguas ciudades, los creyentes podemos tener esperanza para completar nuestra misión.”

REFLEXIONA:

¿Estás convencido que Dios puede manifestar su poder a través de tu vida?

¿Quieres ser un instrumento de Salvación en las manos de Dios?

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LA OBRA MISIONERA EN EL MUNDO

Romanos 10:13-15 (NVI): 13 porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».[a]14 Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? 15 ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: «¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae[a] buenas nuevas!»

1. LA OBRA MISIONERA EN EL MUNDO PERMITE QUE MUCHOS ESCUCHEN EL MENSAJE DE SALVACIÓN

Cuando nos disponemos a cumplir La Gran Comisión, brindamos la oportunidad para que personas de cualquier raza, pueblo o nación puedan escuchar las buenas nuevas de salvación.

Debemos estar conscientes que la gente se perderá en la eternidad si no escuchan nunca el mensaje de salvación y desarrollan una relación personal con Jesucristo.

Hechos 4:12 De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.

Es nuestra responsabilidad lograr que muchas personas alrededor del mundo puedan invocar el Nombre de Jesús y ser libres de las cadenas del pecado y la muerte.

Teniendo en cuenta esto, deberíamos preguntarnos “¿Por qué deberían algunos escuchar el evangelio dos veces, cuando millones de personas no lo han escuchado ni una sola vez?” (Oswald J. Smith)

2. LA OBRA MISIONERA EN EL MUNDO DEMANDA QUE MÁS OBREROS SEAN ENVIADOS

Para que las personas puedan tener la oportunidad de escuchar el mensaje de salvación en Cristo Jesús, se requiere que haya obreros dispuestos a llevar el mensaje a cualquier lugar de la tierra.

Es responsabilidad de la iglesia de Jesucristo aunar esfuerzos para que los obreros dispuestos a llevar el mensaje dispongan de todos los recursos que demanda esta importante labor. De esa manera, nos convertimos en socios del trabajo con Dios en la mayor empresa que el mundo jamás ha conocido: “Rescatar almas para el Señor”

Debemos recordar que Dios ha preservado a su Iglesia y la ha sostenido a través de los siglos y que siempre está llamando obreros para cumplir la tarea.

La iglesia debe enviar a obreros capaces, de confianza, convencidos de lo que creen, en quién creen y por qué lo creen. Discípulos de Cristo que han comprendido el Evangelio y las enseñanzas de Su Señor sin prejuicios culturales, tanto de su propio país, como de otras culturas.

Mateo 9:35-38: 35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. 36 al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. 37 «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—. 38 pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo».

Algo que debe motivarnos para enviar obreros al campo misionero es saber que Nuestro Señor Jesús se duele por tantas almas que andan sin rumbo, pérdidas sin conocerle; y es por ello, que debemos orar, dar o ir, para cosechar las miles de almas que están sedientas del Salvador.

Así como “la cosecha de trigo de este verano no se puede dejar para el año que viene, pues se perdería totalmente. Con la cosecha de almas ocurre algo similar. Las almas que mueran hoy no podrán escuchar mañana”. (Andrés Robert).

3. LA OBRA MISIONERA EN EL MUNDO LLEVA ALEGRÍA Y ESPERANZA A TODO LUGAR

El misionero cristiano es una persona que tiene el privilegio de llevar alegría y esperanza donde quiera que vaya.

En este mundo tan agobiado y convulsionado por el pecado, la maldad, el hambre, las guerras, la violencia, la intolerancia y tantos otros males, se necesita del mensaje que trae paz, gozo y esperanza a las mentes y corazones atormentados.

Juan 14:27: 27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.

El mundo necesita escuchar que sólo Jesucristo puede transformar su realidad, que pese a las dificultades y luchas que se enfrentan a diario, hay esperanza, ¡Jesús es la esperanza del mundo!

Cuán hermoso mensaje y cuán hermosa labor, llevar luz en medio de las tinieblas, llevar paz en medio de la guerra, llevar gozo en medio de la tristeza, llevar aliento donde hay desesperanza y tranquilidad dónde hay temor.

Juan 16: 33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.

Que alentador y reconfortante saber, que aunque la obra misionera en el mundo enfrenta mucha oposición, Jesús nos ánima a confiar en EL, porque EL ya ha vencido todas esas dificultades,

Por lo tanto, “La obra misionera no es simplemente una cosa que la iglesia debería llevar adelante: es su principal y más importante tarea”. (Juan R. Mott)

REFLEXIONE:

¿Está Usted dispuesto a ser mensajero de buenas noticias?

¿Al igual que Jesús siente compasión por las almas que se pierden sin conocerle a EL?

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MISIONES MUNDIALES

MATEO 28: 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo

Hacer misiones mundiales es un mandato de Nuestro Señor Jesucristo, es una tarea que EL nos ha encomendado y no es opcional.

Para que las misiones mundiales de proclamar el evangelio hasta lo último de la tierra tengan éxito se requieren obreros dispuestos, capacitados y seguros de su llamado

1. LAS MISIONES MUNDIALES REQUIEREN OBREROS DISPUESTOS

La labor misionera de ir y hacer discípulos a todas las naciones, requiere obreros que estén dispuestos a dejar su zona de confort. No es nada fácil aceptar el reto de moverse de su lugar de comodidad, dejar a su familia, amigos, país y trabajo, entre otras cosas.

Se necesita desprenderse de cosas que amamos por seguir el llamado de Jesús. Con razón el mismo Jesús expresó:

LUCAS 9:59 Dijo a otro:—Ven, sígueme. El hombre aceptó, pero le dijo:—Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre.60 Jesús le dijo: —¡Deja que los muertos espirituales entierren a sus propios muertos![l]Tu deber es ir y predicar acerca del reino de Dios. 61 Otro dijo: —Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. 62 Jesús le dijo: —El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el reino de Dios.

Como discípulos de Jesucristo, debemos estar siempre dispuestos a difundir las buenas nuevas en cualquier lugar donde nos encontremos, no tenemos excusas, no hay circunstancia o situación que nos pueda detener.

Debemos aprovechar cualquier oportunidad que se presente, podemos comenzar con nuestra familia, nuestros vecinos, compañeros de trabajo, la universidad, el colegio, etc.

Un día podemos estar compartiendo en nuestra ciudad, pero en cualquier otro momento, el Señor puede llevarnos a kilómetros de distancia a continuar la labor con otro tipo de personas, todo depende de DIOS, nosotros sólo debemos estar dispuestos.

Lo importante es que adondequiera que estemos, estamos obligados a obedecer este mandato de compartir las buenas noticias, de compartir del amor de Dios y su regalo de salvación con todos los que Dios ponga en nuestro camino.

2. LAS MISIONES MUNDIALES REQUIEREN OBREROS CAPACITADOS

En el mandato dado por nuestro Señor Jesucristo, no sólo nos envió a proclamar el mensaje, sino que también nos mandó a enseñar “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”.

Nuestra responsabilidad no termina con llevar a la gente a tomar la decisión de seguir a Cristo, debemos enseñar al nuevo convertido las verdades de la Palabra de Dios, demostrando nuestra obediencia a los mandamientos del Señor, para formar discípulos centrados en Cristo.

Es por ello, que debemos esforzarnos por estar preparados para afrontar la tarea de guiar al nuevo discípulo, pastorearlo, cuidarlo y ayudarlo para que cada día se parezca más a su Maestro y obedezca sus mandamientos. No debemos olvidar que nuestra enseñanza debe estar centrada en la Palabra de Dios, no en filosofías, ni tradiciones humanas.

2 Timoteo 2:15 (NVI): 15 Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad.

La enseñanza de las Escrituras, es mucho más que transmitir información, debemos persuadir a los nuevos convertidos en la obediencia de todas las enseñanzas que Dios nos dejó escritas en su Palabra, desde Génesis hasta Apocalipsis, evidenciando con nuestro estilo de vida las verdades que enseñamos.

También debemos tener siempre presente que la Palabra de Dios es la que nos va a dar la autoridad para proclamar el evangelio y enseñar sus verdades:

2 Timoteo 3:16-17 (NVI) 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 17 a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.

3. LAS MISIONES MUNDIALES REQUIEREN OBREROS SEGUROS

Los obreros dispuestos y capacitados para llevar el evangelio hasta lo último de la tierra deben estar seguros que cuentan con el respaldo, guía, dirección y sobre todo con la compañía de AQUEL que los comisionó.

Los obreros cristianos deben estar completamente seguros que fue JESÚS quien los envió con una misión que cumplir, pero que no los envió solos. La promesa de su constante presencia debe ser más que suficiente para traer fortaleza y liberarnos del temor.

Isaías 41:10-12 (NVI): 10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.

Con Jesús de nuestra parte debemos estar seguros que el poder del Espíritu Santo que habita en nosotros, nos guiará a esas personas que necesitan escuchar el mensaje de salvación.

Su presencia significa protección, porque EL tiene el control de todas las cosas. Pero también significa poder, porque mientras cumplimos la gran comisión, trabajamos en representación de DIOS.

La presencia de Cristo siempre con nosotros significa paz, porque siempre nos recuerda que le pertenecemos a EL, que la obra es suya y que las ovejas le pertenecen.

¡Qué privilegio! saber que el Rey del Universo nos ha elegido para llevar su mensaje a todos los rincones de la tierra, por lo que no debemos tener excusa ninguna para cumplir con este mandato.

¡Qué alentador! también es saber que a pesar de las implicaciones que esto conlleva, de la disposición y el entrenamiento que debemos tener, JESÚS ha prometido estar con nosotros todos los días y nos respaldará para continuar su obra.

REFLEXIONA:

¿Estás dispuesto a llevar el mensaje de salvación de Jesucristo hasta lo último de la tierra?

¿Te estás preparando para enseñar las verdades de la Palabra de Dios y hacer discípulos que obedecen los mandamientos del Señor?

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MISIONERO CRISTIANO

2 TIMOTEO 2:3-6: 3 Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. 4 Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. 5 Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento. 6 El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha.

Para cumplir la misión encomendada por Dios el misionero cristiano puede enfrentar mucho sufrimiento, pero esto no se compara con el honor de saber que nuestro trabajo en la obra del Señor trascenderá por la eternidad y que un día seremos recompensados por EL.

El Apóstol Pablo aconsejando a su hijo espiritual Timoteo, hace la comparación del sufrimiento que conlleva hacer la obra del Señor con lo que padece un soldado, un atleta y un agricultor.

1. EL MISIONERO CRISTIANO NECESITA ENFOCARSE

Por haber participado en la Primera Guerra Mundial, el escritor cristiano C. S. Lewis conocía bien las presiones del servicio militar. En un discurso público, durante la Segunda Guerra Mundial, describió con elocuencia las dificultades que enfrenta un soldado: «Todo lo que atravesamos en cada situación adversa […] se resume en la vida del soldado en servicio activo: enfermedad, amenazas, dolor, muerte, escasez, frío, calor, sed, hambre, falta de un techo, trabajo duro, humillación, injusticia, reglas arbitrarias, exilio, separación de todos los que amas».

Un soldado cuando sale a la batalla debe darlo todo, incluso la vida, debe estar enfocado, concentrado en su misión, debe cumplir las órdenes de sus superiores al pie de la letra y trabajar en cooperación con sus compañeros de batalla.

Los soldados de un país hacen parte de un sector especial del gobierno, son hombres y mujeres rigurosamente adiestrados; separados de la vida común, y especialmente preparados para misiones específicas, que tienen que ver con asuntos de seguridad y rescate de vidas; pueden ser tareas de equipo, o misiones especiales en forma individual.

La labor del misionero cristiano es un llamado al campo de batalla; un llamado especial, muy similar al de un soldado del ejército de un país. El misionero cristiano es un soldado de Cristo especialmente preparado para librar una guerra contra huestes de maldad y rescatar a los cautivos por el diablo.

Por ello, el misionero cristiano debe ser fiel al Señor y a su llamado; debe estar enfocado, no puede distraerse, ni retroceder, porque de hacerlo el pueblo sufrirá grandes daños y muchos correrán peligro de caer como prisioneros del enemigo.

El estar enfocado en la misión implica sufrir por tener que alejarse de cosas, personas, lugares y circunstancias que lo distraen de su servicio al Señor de los Ejércitos.

Así como un soldado militar no puede abandonar el campo de concentración cuando va a enfrentar una batalla difícil, así debe ser el misionero cristiano, debe mantenerse enfocado en su llamado para lograr la victoria y el éxito de su misión.

2. EL MISIONERO CRISTIANO NECESITA SER OBEDIENTE

Para obtener la victoria un atleta necesita tener en cuenta ciertos factores que influyen para el logro de su meta. Uno de ellos es tener una buena relación con su entrenador, seguir sus recomendaciones y cumplir con el reglamento de la competencia en la que participa.

Igualmente necesita de constancia, disciplina, largos entrenamientos, privarse de comer ciertos alimentos y de ciertas actividades que pueden perjudicar su condición física y su desempeño.

1 Corintios 9:25 (NVI): 25 Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.

Si los atletas se someten a todos estas privaciones por obtener una victoria terrenal y pasajera, cuánto más debe hacerlo el misionero cristiano que está luchando por una causa que trasciende por la eternidad.

Para lograr la victoria en el campo espiritual, el misionero cristiano debe mantener una íntima comunión con Dios a través del estudio y obediencia de su Palabra. En ella se encuentran las instrucciones precisas del maestro de maestros, que garantizan el éxito en la misión de proclamar el evangelio.

El misionero cristiano también debe ser constante en sus disciplinas espirituales como la oración, el ayuno y todo lo que le ayude a crecer en su comunión con Dios, evidenciando una vida de obediencia a su Maestro, que procura agradarle y glorificarle dónde quiera que se encuentre.

3. EL MISIONERO CRISTIANO NECESITA TRABAJAR DURO

El agricultor sabe que para disfrutar del fruto de su cosecha, tiene que preparar bien el terreno, invertir el tiempo para sembrar, abonar, regar, cuidar y esperar el momento adecuado para recogerla.

Todo este proceso necesita esfuerzo, perseverancia, constancia, largas jornadas de trabajo, enfrentarse a las inclemencias del tiempo e incluso a pérdidas económicas.

Pero cuánta es su satisfacción cuando ve que su esfuerzo se ha materializado en un producto que es de beneficio no sólo para él, sino para toda una comunidad.

De igual manera el misionero cristiano tiene la responsabilidad de sembrar la Palabra de Dios, dedicar el tiempo para enseñar de tal manera que las personas entiendan el mensaje; también tiene la responsabilidad de establecer fundamentos sólidos de tal manera que la semilla sembrada eche raíces, crezca firme y produzca frutos.

Para lograr todo esto, el misionero cristiano necesita una íntima comunión con el Espíritu Santo para discernir la fase en la que se encuentra su receptor, entendiendo que en algunas ocasiones Dios pondrá a otros a regar la Palabra sembrada, pero que al final, la cosecha de ese fruto la recogerá el Señor.

1 Corintios 3:6-9 6 Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. 7 Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino solo Dios, quien es el que hace crecer. 8 El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio trabajo. 9 En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.

Es por todo esto, que, así como el soldado, el atleta y el agricultor sufren muchas dificultades para lograr su objetivo, de igual manera el misionero cristiano debe sufrir muchas penalidades y pagar un precio muy alto para que la obra de Dios avance.

Pero esto no debe llevar al desánimo y al abandono de la obra, porque por mucho que se sufra, nada es comparable con lo que sufrió Nuestro Señor Jesucristo. El sufrió en nuestro lugar, su sufrimiento nos trajo libertad y salvación.

Desde el mismo momento de su encarnación, cuando siendo Dios, se sometió a limitarse en un cuerpo humano, se expuso al rechazo, las burlas, las injurias, las calumnias.

Sufrió una muerte cruel y despiadada, fue acusado y juzgado injustamente sin el debido proceso, maltratado, herido, vituperado, escupido y tratado como el más vil pecador. Y aunque parezca paradójico el sufrimiento de Jesús hacia parte del plan de Dios para bendecirnos.

ISAIAS 53: 10-12: Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y, como él ofreció[b] su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del Señor.11 Después de su sufrimiento, verá la luz[c] y quedará satisfecho;por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos.12 Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes, y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores.

Que bendición tan grande, saber que a pesar del sufrimiento y las dificultades que conlleva el trabajo misionero, estamos contribuyendo para que el sacrificio de Cristo en la Cruz no sea en vano y miles lleguen a conocerle.

Que privilegio saber que EL nos ha delegado para continuar su misión. Por eso, es que debemos mantenernos enfocados, en obediencia, trabajando duro, invirtiendo todo nuestro tiempo, energía, dinero y oraciones en ganar almas para el Señor.

REFLEXIONA:

¿Estás dispuesto a pagar el precio por el avance del evangelio?

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LA OBRA MISIONERA

La obra misionera es la delegación más importante que nos ha hecho nuestro Señor. También es un privilegio que solo se nos ha dado a los hijos de Dios, pero que implica una gran responsabilidad.

Esta responsabilidad la debemos asumir, con la plena seguridad que AQUEL que nos delegó estará con nosotros y cumplirá su propósito a pesar de cualquier dificultad que podamos afrontar.

1. LA OBRA MISIONERA SIEMPRE ENFRENTA OPOSICIÓN

Cuando estamos decididos a hacer la obra de Dios, debemos tener presente que aunque contamos con el favor del Señor, la mayoría de las veces vamos a enfrentar obstáculos, persecuciones, oposición y otras dificultades.

Ejemplo de ello es el Apóstol Pablo, quien fue escogido por Dios para llevar su mensaje y ser uno de los misioneros más grandes que ha existido. De hecho, cuando Dios delegó a Ananías para que orara por él, advirtió lo que sufriría:

HECHOS 9:15—¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

El apóstol Pablo desde el mismo momento de su conversión comenzó a hacer la obra que Dios le había encomendado e inmediatamente empezó a enfrentar la oposición:

HECHOS 9: 23 Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para hacerlo desaparecer, 24 pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo. 25 Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla.

Y por todas partes adónde llevaba el mensaje muchos se convertían, pero también lo perseguían, golpeaban, arrastraban y humillaban:

HECHOS 14:19 Pero llegaron unos judíos de Iconio y Antioquía, y convencieron a la gente para que se pusiera en contra de Pablo. Entonces la gente lo apedreó y, pensando que estaba muerto, lo arrastró fuera del pueblo.

Pero el Apóstol Pablo a pesar de las dificultades seguía cumpliendo su misión, confiando en que Dios lo había encomendado para esa tarea y por lo tanto lo respaldaría:

HECHOS 14:24: Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y pasaron por la región de Pisidia hasta llegar a la región de Panfilia. 25 Allí anunciaron las buenas noticias, primero a los del pueblo de Perge y luego a los de Atalía.

2. LA OBRA MISIONERA PUEDE HACERSE DE FORMAS IMPENSABLES

El Apóstol Pablo no cesaba de viajar por muchas ciudades y provincias anunciando el mensaje de salvación, preparando y comisionando a otros para cumplir la gran comisión.

Pero en muchos de estos lugares, a pesar de que habían personas que se convertían al Señor, era perseguido hasta el punto de ser arrestado.

Sin embargo, en medio de la prisión Pablo nunca dejó de hablar de Cristo y de exaltarlo, en el relato de su encarcelamiento en Filipos podemos ver como el Señor le respaldó y le llevó a ese lugar de oscuridad para que anunciara el evangelio.

Dios también se manifestó con señales milagrosas, que mostraron su gracia y favor hacia sus siervos, lo cual fue un testimonio para que el carcelero y su familia se convirtieran al Señor:

HECHOS 16:32 Pablo y Silas compartieron el mensaje del Señor con el carcelero y con todos los que estaban en su casa.33 Después, cuando todavía era de noche, el carcelero llevó a Pablo y a Silas a otro lugar y les lavó las heridas. Luego, Pablo y Silas bautizaron al carcelero y a toda su familia

Después de su liberación milagrosa, el Apóstol Pablo siguió recorriendo todas las provincias y ciudades de Asia, predicando el mensaje de salvación, haciendo milagros asombrosos en el nombre del Señor, hasta que finalmente se propuso llegar a Roma con el mensaje del evangelio.

Estando en medio de estas correrías, el Espíritu Santo lo impulsó a ir a Jerusalén donde sería arrestado y juzgado en medio de mucha confusión y de mucho alboroto.

Es probable que el Apóstol Pablo pensara que ese era el final de su ministerio y que su deseo de ir a Roma hubiera sido solo emocional, pero es allí en este momento de gran tribulación cuando el Señor lo llena de esperanza y le da esta promesa:

HECHOS 23:11(NVI) 11 A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo, y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma.»

Lo que el Apóstol Pablo nunca imaginó fue que El Señor le cumpliría esa promesa de la forma como sucedió, el relato completo lo encontramos en Hechos 27:13-28:16, un naufragio en altamar en medio de una fuerte tormenta, tan fuerte que los marineros perdieron toda esperanza de vida.

Pero es nuevamente allí, en medio de esta dificultad, cuando Dios se encarga de recordarle a Pablo que EL iba a cumplir su propósito a pesar de lo que sucediera.

HECHOS 27:23-25: Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, 24 y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.” 25 Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo.

Finalmente, después de 3 meses y de haber pasado por tormentas, naufragios, hambre, frío y peligro de muerte el Apóstol llegó a Roma.

A partir de esta experiencia del Apóstol Pablo, podemos aprender que así como Dios lo llevó a Roma porque era su propósito, Dios nos va a llevar adonde EL ya lo ha determinado.

No importa las tormentas que tengamos que pasar, no importa si parece que el barco se está hundiendo y vamos a perecer, debemos creer que en el momento cuando pensamos que todo está perdido, Dios va a hacer algo extraordinario, que nunca imaginamos.

En el momento de mayor dificultad debemos confiar y declarar como lo hizo el Apóstol Pablo “YO SE A QUIEN PERTENEZCO Y A QUIEN SIRVO”, y ese al que yo pertenezco es FIEL a sus promesas, no cambia de parecer y es TODOPODEROSO para hacer lo que tenga que hacer para llevarte a tu destino.

El Señor que nos ha comisionado para hacer la obra misionera nos capacita y nos empodera para hacer cosas mayores que las que EL hizo, está con nosotros siempre, nos guarda, nos protege y nos pide que seamos valientes, que no tengamos temor, que no nos callemos porque el mundo necesita conocerle.

HECHOS 18:9 Una noche, el Señor Jesús habló con Pablo por medio de una visión, y le dijo: «No tengas miedo de hablar de mí ante la gente; ¡nunca te calles!10 Yo te ayudaré en todo, y nadie te hará daño. En esta ciudad hay mucha gente que me pertenece.»

REFLEXIONA:

¿Crees que DIOS te ha comisionado para hacer su obra a pesar de las dificultades y tormentas que enfrentas en la vida?

¿Estás dispuesto a hacer la obra misionera sin temor, confiando en que Dios te capacitará, empoderará, guardará y te acompañará siempre?

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