Hagamos la misma pregunta que Saulo hizo en Hechos 9:6:Señor, ¿Qué Quieres que yo Haga?

Toda nuestra vida pertenece a Dios.
Nuestro trabajo es preguntarle qué quiere que hagamos con ella y obedecerle, dijo Angela Brandle, movilizadora con SIM.
“Dios espera que busquemos Su dirección en las distintas áreas de nuestras vidas – dónde viviremos, con quién nos casaremos, qué estudiaremos, dónde trabajaremos.
El servicio que hacemos con Su iglesia, sea que Dios quiera que dejemos nuestra carrera y le sirvamos a tiempo completo, o que nos quedemos en nuestra carrera, dando testimonio de Él allí, para generar ingresos para ayudar a financiar Su obra en el mundo”, dijo Angela.
Normalmente cuando vemos dos opciones o caminos a tomar, no es que uno es muy malo y fácil descartar; ambos pueden parecer
buenos.
“Creo que el área dónde más necesitamos buscar la voluntad de Dios es aprender a discernir entre lo bueno y lo correcto. Muchas
veces en el ministerio, en la vida, en las cosas de pareja tenemos muchas opciones. Lo que “El propósito de la oración no es
someter la voluntad de Dios a la mía, sino moldear mi voluntad a la Suya.”
Timothy Keller, pastor y escritor“El llamado de Dios es una convicción interna dada por el Espíritu Santo y confirmada por la
Palabra de Dios y el cuerpo de Cristo.”
Erwin Lutzer, pastor y escritor Señor, ¿Qué Quieres que yo Haga? debemos buscar es cual será lo mejor entre dos cosas buenas”, dijo Vikki de los Santos de Maya misionera  en Colombia.
Dios nos da discernimiento para que podamos analizar y evaluar aún mientras estamos abiertos a Su voz y guía.
“Primero hicimos una lista de nuestros dones, habilidades y pasión en el ministerio y la vida. Supimos que el lugar donde vamos
a servir debería ofrecer un lugar para ejercer estos dones y habilidades”, dijo Pastor Colombiano Nelson Maya.
Muchas veces Dios sólo nos muestra el siguiente paso que necesitamos dar y no todo el camino. Esto nos hace depender en Él.
“El camino para buscar a Dios no es fácil.
Pero tampoco imposible. Una cosa es cierta, Dios es accesible: Proverbios 8:17 dice: Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. Difícil, sí… pero vale la pena”, dijo el Ps. Adolfo Marroquín de Guatemala, director de la Agencia Misionera de Huehuetenango.

Fuente: misionessim.org

Carácter Del Misionero

Como misioneros, constantemente enfrentaremos diversas situaciones en el campo y en nuestra vida personal. Entablaremos relaciones con todo tipo de personas, seremos parte de un equipo formado por misioneros de diferentes países del mundo, tomaremos muchas decisiones en el campo, realizaremos tareas en nuestro ministerio, vamos a conocer y adaptarnos a una nueva cultura tal vez muy distinta a la nuestra, posiblemente hablaremos un idioma que no es el nuestro, etc. Todo esto va a poner de manifiesto y a prueba nuestro carácter.
Como hijos de Dios tenemos un modelo de carácter maduro a seguir: el de Jesucristo, quien supo enfrentar cada situación de la vida de una forma madura y sabia. Las presiones propias del día a día, se verán incrementadas en el campo misionero. Por eso es muy importante que podamos desarrollar nuestro carácter con la ayuda del Espíritu Santo en comunión y dependencia constantes.
Objetivos
• Que puedas entender qué es y cómo se
forma el carácter.

• Que seas consciente de cuán maduro,
fuerte, malo o débil es tu carácter en estos
momentos y la consecuencia de esto en el
campo.
• Que reflexiones sobre qué acciones
puedes tomar para mejorar tu carácter.

El carácter y la conducta.

El Carácter es la manera de ser de una persona y este puede ser evaluado por su conducta. Es la suma de sus cualidades y defectos morales integrados en su personalidad.
“CARÁCTER” es una palabra griega que aparece en el Nuevo Testamento una sola vez, en Hebreos 1:3 y está traducida por “imagen”. Cristo es la “misma imagen de Su esencia”, quiere decir que tiene el carácter idéntico del
Padre.
Conducta es la manera habitual de comportarse, la manera de vivir. La conducta de una persona manifiesta su carácter. La meta del cristiano es ser como Jesús, quiere decir, tener el carácter de Cristo.
“Aquel que dice que permanece en Él, debe también andar como Él anduvo”.(1Jn. 2:6). El análisis de esta definición consiste en describir todas las cualidades morales de Cristo reveladas en las Escrituras, las cuales son el proyecto total de lo que Dios quiere formar en cada uno de sus hijos.
Fuente: manual de Formación del Carácter Cristiano, por Jorge

Primero y solo Jerusalén.

“Pero recibirán poder, cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

Hechos 1:8

Es muy común escuchar a los pastores decir: “¿por qué quieres ir a otro país para evangelizar si acá en nuestro país hay tanta necesidad de Cristo?” Esto sucede porque el pastor ha creído que su rol es la iglesia local y alcanzar a su comunidad, pero no mira más allá de su radio local de acción.

También hay misiones al interior del mismo país. Pero luego hay que dar una mirada global a las misiones.

Los pastores están entendiendo que la obra de evangelización es una obra simultánea que se da tanto en el ámbito local, como más allá de nuestras fronteras. Hay algunos pastores que están tomando este lineamiento, pero no son muchos.

Otra situación común es que digan: “primero voy a empezar por alcanzar a aquellos que viven en las ciudades al interior de mi país y de allí veremos si podemos ir a otro lugar”.

Por eso, hay que sentar las bases bíblicas del plan de Dios para su iglesia local y que el pastor entienda que la tarea de la Gran Comisión, es el eje principal de la iglesia más que cualquier otro de los ministerios y de cualquier área que la iglesia desarrolla, allí está la clave para que la iglesia tenga un mover local y mas allá de sus fronteras.

Hay que hacer un trabajo más trascendente. Lo que sucede es que la mayoría de pastores hacen una división entre la evangelización y las misiones. Hacen un corte y dicen que evangelismo es una responsabilidad de la iglesia y que misiones es una tarea alternativa. Una opción de la iglesia, si tiene la capacidad de personas o económica o de fe, etc. Eso es lo que hay que trabajar y en ese aspecto como organización misionera venimos trabajando. Nuestro enfoque es trabajar con el pastor, su iglesia y con aquellos que Dios ha llamado a Su obra misionera.

Fuente: Pastor y misionero Sergio Galaz, con 32 años de experiencia ministerial y Director Ejecutivo de Provisión de Chile.

Fuente: www.misionessim.org

La Oración: La Columna Vertebral en el Avance Misionero.

“Dios hace todo a través de la oración y nada sin ella.”
John Wesley (1703-1791)

¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué Pablo compara al cuerpo humano con la Iglesia, la novia de Cristo?

 Porque el cuerpo humano es tan maravilloso en su estructura y función, como lo es la Iglesia.La oración sostiene a la Iglesia aquí en la tierra, como la columna vertebral a todo el peso del cuerpo. La oración protege el propósito del establecimiento de la Iglesia (Juan 17), tal como lo hace la columna vertebral al proteger la médula espinal. Existimos como Iglesia para dar a conocer el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18-20).

Así como una columna vertebral saludable, cumple el rol de locomoción, permitiendo el desplazamiento y movimiento del cuerpo; de igual modo, la Iglesia cumple fielmente su rol de

ir hasta los confines de la tierra, desplazándose de su comodidad y de su lugar de origen para cumplir fielmente lo encomendado. Una iglesia que cumple fielmente su rol protagónico en el

mundo, es una iglesia saludable .La misión de Dios, no es parte de un esfuerzo de una iglesia local,

es la razón de ser de la Iglesia de Cristo.

Estamos aquí por un propósito sobrenatural, y sólo se sostiene en lo sobrenatural, a través de la oración. (1 Tesalonicenses 5:17, Efesios 6:18, Apocalipsis 5:8).

Latinoamérica es la floreciente fuerza misionera del presente siglo, y está entrando en su papel protagónico acompañada de la globalización y la comunicación sin fronteras.

Esto no tiene por qué ser abrumador para la Iglesia, sino que, nos debe llevar a revisar nuestras motivaciones en el campo misionero. Al orar mostramos dependencia en Dios y es ésta, la oración, la que nos movilizará a la acción. La iglesia local es efectiva y eficaz en su movilización misionera cuando depende y descansa en Dios, y lo muestra a través de la oración de intercesión.

 ¿Cuántas veces la urgencia, la agenda repleta de actividades, los compromisos, el cansancio físico y otros, nos han alejado de la comunicación maravillosa con Dios? Hoy siendo la Iglesia parte de un mundo globalizado, cuya comunicación se da en tiempo real, es justamente, la oración, la que marcará la diferencia, sacándonos de ser parte de lo natural y estableciéndonos en lo sobrenatural.

Deseamos, que al adentrarnos en cada artículo o entrevista compartida en esta edición, podamos ser motivados y desafiados a cuidar de nuestro tiempo a solas con Dios, de motivar a todo el cuerpo de Cristo a hacer de la oración nuestra prioridad, que nuestros cultos de oración crezcan en cantidad de asistentes que dependan de Dios y juntos en los tiempos de oración podamos ver la gloria de Dios y compartirla con otros en el cumplimiento de la Gran Comisión.

¡Que los pueblos de la tierra conozcan al único Dios Verdadero y a Jesucristo a quien el Padre ha enviado!

(Juan 17:3) ¡Que todos los pueblos lo glorifiquen, que todos los pueblos lo alaben!

(Salmo 67)

Fuente: Revista Vamos

www.misionessim.org 

Tips misioneros:Ayudando a tus Amigos a Orar por ti

Digamos que estás listo para irte a Gamboa a enseñar tu idioma español – no porque quieras escuchar a las multitudes de Gamboa hablar tu idioma. ¡Claro que no! es porque quieres escucharlos, orando a Jesús.

La enseñanza del lenguaje español/inglés, mantenimiento de libros, cirugía, traducción, cuidado de hijos de misioneros; todas son herramientas que nos ayudan a actualizar nuestra visión, pero no son por sí mismas la visión.

Debes crear oportunidades frecuentes parar orar junto a tus amigos. Orarán por el apoyo económico que te falta, por energía para empacar, para que tus hijos se adapten bien y por gracia para decir adiós a tanta gente, pero sobre todo. Ellos podrán escuchar la pasión de tu voz cuando ruegas a Dios para que los pobladores de Gamboa se conviertan en discípulos de Jesucristo.

Movilizarás a que otros sean intercesores de una manera mucho más efectiva, si dejas que tus amigos escuchen la forma emotiva con la que oras y la razón primordial por la que vas. Después que te vayas, Dios les hará recordar tu vida y ellos orarán instintivamente por las cosas que te oyeron pedir cuando oraban juntos.

La misma dinámica se aplica a las cartas de oración. Considera estas sugerencias:

·Antes que empieces a escribir, ora para que Dios use esa carta para movilizar a una oración efectiva. Luego escribe con fe creyendo que Dios así lo hará.

·Cada vez que envíes una carta de oración, redacta con palabras frescas que muestren la visión que estás cumpliendo. Tus guerreros de oración necesitan orar con fe y esperanza. Ayúdalos a que saboreen las victorias.

·Cuenta historias o hechos relacionados a la visión: Pequeños o grandes indicios que demuestren lo que se está logrando (motivos para agradecer), los más grandes obstáculos o retrasos en la tarea (motivos para interceder), necesidades personales o situaciones que atenten a que completes la visión (más razones para interceder).

·   Dar algunas noticias de la familia son importantes ya que ayudan a la gente a relacionarse contigo de manera personal. Pero la visión es lo más importante. (Necesitas que tus apoyantes oren, no que sonrían y digan “¡Son tan lindos!”. Reserva la mayoría de cosas familiares para tus parientes y amigos cercanos).

·   Ahora lee la carta. ¿Es absolutamente claro el por qué estás ahí?

·   Léela de nuevo. ¿Qué pedidos de oración se elevarán hacia Dios basado en lo que has escrito en la carta? Si Dios tuviera que responder estas peticiones, ¿Se completaría la visión para la que fuiste? Si no es así, completa la carta con los motivos que falten.

·   Ora nuevamente cuando envíes la carta.

Por Carol Wilson

Fuente: Revista Vamos

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