El Llamado misionero

el llamado misioneroEl llamado misionero

Si tenes el llamado misionero no dejes pasar el tiempo y toma la decisión de prepararte cuanto antes. Esta poesia me ayudo a comprender la seriedad de el llamado misionero de Dios al campo.

Espero que te ayude a comprender y a tomar accion para estar involucrado en las misiones hoy mismo.

Era primavera, la mañana hermosa

llena de fragancias, de trinos, de sol

se infiltraba alegre y jubilosamente

dentro de los pliegues de mi corazón.

y el Maestro vino, me hablo quedamente

-¿Irás a mis campos como sembrador?-

pero la mañana me llenaba el alma

y dije: -Maestro, no podré ir hoy,

cuando la primavera apague sus luces,

cuenta con mi ayuda como sembrador.

 

Y vino el estío, la aurora nacía

con toda su explosión de de calor y de luz

todo lo incendiaba con chispas de oro

todo lo cubría con regio capuz

Y de nuevo el Maestro se acerco y me dijo:

-¿Mis tiernas semillas irás a sembrar?-

pero era tan lindo, tan lindo el estío,

que dije sintiendo mi pecho cantar

-Cuando del verano se extinga la gloria

iré a tus campos gozoso a sembrar.

 

Y vino el otoño y el primer rocío

que cayo abundante sobre la amplia mies,

y puso en el aire su hálito sedante

con mano piadosa refresco mi sien,

de nuevo el Maestro se acerco y me dijo:

-¿Mis maduras mieses irás a segar?

si no te retardas aun llegas a tiempo-

Mas dije: -Maestro déjame quedar

cuando haya gustado la ambrosía de otoño

correré a tus campos y podré segar.

 

Y vino el invierno, todo estaba blanco

hacia mucho frío, no brillaba el sol,

la nieve y el hielo todo lo cubríeron

hasta se acercaron a mi corazón

y entonces, entonces voluntariamente

me acerque al Maestro, todo se lo di,

todos mi afanes, todos mis anhelos

todo don precioso que habitaba en mí,

más el tristemente movió la cabeza

-Paso la cosecha, me dijo

solo habia en el campo un poco de trigo

que vos voluntario lo fueras a sembrar,

y como no fuiste aun esta en el campo

y fue tu descuido el que lo dejó.

-El placer del año disfrutaste afanoso

cuando yo llamaba no oías mi voz,

¿de que vale ahora tu arrepentimiento?

¿Qué será del trigo que no se junto?

 

Mi deseo y oración es que puedas estar comprometido con el avance de la evangelización mundial

en este tiempo.

No dejes que el llamado misionero en tu vida se apague. Concretalo hoy mismo.

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